viernes, 26 de octubre de 2012

El 17 de octubre

El 17 de octubre de 1945 irrumpe en la historia política argentina el protagonismo en las calles de nuevos actores sociales. La clase trabajadora y los sectores populares devenidos de la migración de las provincias al Puerto en busca de trabajo en años anteriores,  salen a rescatar al no tan conocido aún coronel Perón encarcelado, y sin saberlo, marcan así un hito que divide en dos la historia de nuestro país.

Las ideas que iba madurando y llevando a la práctica el entonces carismático oficial desde el Departamento Nacional del Trabajo, luego Secretaría de Trabajo y Previsión, del gobierno de la Revolución de 1943, en favor de los sectores obreros, la acción de sectores cada vez más amplios del sindicalismo argentino alineados con el militar, el empuje organizativo del coronel Mercante y de Eva Duarte, y, sobre todo, la fuerza espontánea de las masas  populares ya ganadas por el proyecto reivindicativo y social, hicieron eclosión ese día, adelantándose inclusive al paro decidido por la CGT para el día 18.

La presencia multitudinaria de los entusiastas, marchando a pie desde sus lugares de vivienda y trabajo del conurbano con la firme decisión de rescatar a Perón, inhibieron la resuelta acción oligárquica sobre sectores del Ejército, marcando el nacimiento de otra Argentina, donde el militar populista comienza a  erigirse como el nuevo líder, a la sazón de su trayectoria previa y sus claros objetivos políticos de redención social en forma organizada de los sectores postergados por décadas.

Las dogmáticas dirigencias políticas y sindicales, aferradas a esquemas simplistas al calor del conflicto de la Segunda Guerra, que consideraban a Perón de nazi por su paso por el GOU,  terminan siendo aliadas de los sectores más conservadores del momento encabezados por el embajador yanqui en la Argentina, Spruille Braden. Esto define el resultado de las posteriores elecciones de febrero de 1946 confirmando que los sectores populares, mayoritariamente, les habían dado la espalda.

Ese día, el diálogo establecido entre Perón y sus “descamisados” se consolida cuando, ya caída la tarde del 17, se define el cambio de correlación de fuerzas políticas en detrimento de los militares golpistas que ceden ante la presencia masiva y a viva voz de los cientos de miles de manifestantes que llenan la Plaza de Mayo y no se van, reclamando por la libertad y la presencia del coronel.
Perón es traído desde el Hospital Militar Central a la Casa de Gobierno y sale al balcón de la Rosada llegada la noche para hablarle a su pueblo.

Concluye así, provisoriamente, el intento oligárquico de desplazar el proyecto popular, que aun hoy sigue siendo clave para comprender la historia de la Argentina de los últimos 60 años, en sus múltiples y hasta contradictorias variantes.  R.S.

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