domingo, 20 de junio de 2010

LA ALDEA DE LOS ACONTECIMIENTOS


Otro Mundial


Cuando esta revista ande caminando por las calles el Mundial ya estará, ya está, entre nosotros.

Futboleros y no futboleros se identificarán con la celeste y blanca, y los de otros países con su equipo, como identificando las glorias y derrotas históricas con el Campeonato que existe cada cuatro años.

Esta vez, al menos desde una percepción personal, en nuestro país se siente diferente.

Los festejos del Bicentenario, la puja por que las cosas cambien más aún, rodean el clima eminentemente futbolero con aditamentos que no han sido su característica más común.

Que las Abuelas de Plaza de Mayo anden por Sudáfrica apoyando y siendo apoyadas por el equipo de la Selección Nacional y que Diego Armando Maradona dirija el equipo de la siempre esperada esperanza, no es algo común.

Como que la historia política y social de los argentinos de estas últimas décadas se condensa en sus hechos destacados para pegar un salto, donde el Mundial, en este caso, es otro escenario, aunque claramente, no deje de ser lo que es desde siempre, pero con otra tonalidad.

Pareciera que el triunfalismo y el exitismo históricos de los argentinos en estas lides ha dado como un paso al costado sin desaparecer, pasando de figura a ser fondo. Como que esta vez lo principal no es solamente ganar la Copa sí o sí, sin renunciar, repetimos, a las ansias de quedarse con el título. Hay algo más, quizá difícilmente explicable.

Algunos agoreros, nunca van a faltar, dirán como siempre que no hay nada nuevo bajo el sol y que todo es pan y circo. O que todo le sirve a los políticos de turno para tapar problemas diversos, para entretener a las masas, como si los pueblos no siguieran viviendo la cotidianeidad. En esto, suponiendo que se pudiera, la pregunta es cómo se haría para impedir que la pasión de multitudes recule o desaparezca. Inviable.

Hace unos días, un sedicente filósofo habló de “futbolismo” como una enfermedad diagnosticada por él que aqueja por este tiempo a nuestra sociedad.

Es gracioso que desde algún pedestal, real o intelectual alguien pueda “diagnosticar” a los otros sin poder verse a él mismo. Con el mismo criterio diagnosticador, un amante de la pasión de multitudes podría acusar de “filosofismo” (si lo hubiera) a los que se atreven a “filosofar” haciendo juicios de valor sobre las preferencias históricas de los pueblos desde el lugar de superados.

El fútbol, pasión de multitudes, vil negocio, lugar de siniestros grupos o muestra de creatividad suprema por el juego mismo, está inserto en este país, y en el mundo, para mostrar, otra vez, que al menos una parte de la humanidad, a pesar de todo, puede darse un respiro para seguir luego pujando hacia adelante.

Roberto Sánchez

Psicólogo Social

LA ALDEA COLECCIONABLE


Historia Nuestra


Muere Perón

Los argentinos lloran a un gran líder


El 1º de julio de 1974, a las 13:15 en Olivos, muere Juan Domingo Perón, un año y 10 días después de haber regresado al país.

Su viuda, María Estela Martínez, conocida como “Isabelita”, frágil e inestable, asumió el gobierno como le correspondía en su carácter de vicepresidenta de la Nación.

Con la muerte de Perón, se abrió en 1974 una de las etapas más sombrías de la historia reciente de la Argentina. La Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) salió a matar a sangre y fuego a sectores de izquierda, dentro y fuera del peronismo, militantes juveniles, actores, gente de la cultura, estudiantes, trabajadores. Los asesinatos cometidos por esta organización, llegaron por lo bajo a 1500 en menos de dos años antes del golpe de 1976.

El lopezrrreguismo se lanzó a controlar todos los territorios donde había recalado la Tendencia Revolucionaria del peronismo. El giro derechista del gobierno precipitó a Montoneros a la carrera armamentista, primero como “autodefensa” y luego como “ofensiva” para derrocar al lopezrreguismo.

Ese año Mario Roberto Santucho, máximo dirigente del PRT-ERP (Partido Revolucionario de los Trabajadores) organizó e instaló un foco guerrillero rural en Tucumán, a la vez que continuaron los copamientos a cuarteles, secuestros de ejecutivos y atentados.

El ministro de Economía José Gelbard fue reemplazado por Alfredo Gómez Morales. Este recambio ministerial significó la defunción del Pacto Social. Además, la designación del nacionalista de ultraderecha Oscar Ivanissevich como ministro de Educación y de Alberto Rocamora en Interior completó el triángulo de funcionarios leales a López Rega, secretario privado de la presidenta.

Ante la conmoción que sacudía al país, ya que nadie pensaba seriamente en desarmarse, el 6 de noviembre de ese año Isabelita implantó el estado de sitio.

La consolidación del poder de López Rega creció al mismo tiempo que las atrocidades cometidas por la Triple A. En enero de 1975 “el Brujo” López Rega fue confirmado como secretario de Estado y en reuniones secretas con el general Anaya comenzó los preparativos del “Operativo Independencia”. Las Fuerzas Armadas, con una ley del Congreso, partirían a Tucumán a liquidar el bastión guerrillero del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo).

Apenas un año después de la muerte de Perón, en julio de 1975, cuando el Pacto Social estalla en las jornadas conocidas como “el Rodrigazo”, resulta evidente que los sectores dominantes habían planeado una reconversión de la economía argentina, en la que molestaban sindicatos y partidos políticos.

El flamante ministro de Economía, Celestino Rodrigo había anunciado una serie de medidas drásticas que afectaron profundamente la economía: una devaluación de entre el 100 y 160%, liberación de los precios, aumento de tarifas y de la nafta, que llegó al 200%; mientras que la reconversión salarial era del 38%.

Estas medidas significaron una transferencia de ingresos a los sectores exportadores agropecuarios y aceleramiento de la inflación con un fuerte impacto sobe la clase media y sectores más humildes.

La presión sindical aumentó con huelgas masivas y ante la negativa de las Fuerzas Armadas de intervenir la CGT, se precipitó la renuncia del ministro Rodrigo y la salida de López Rega al exilio diplomático el 20 de julio de 1975.

La cúpula militar se decidió entonces por la hipótesis del Golpe de Estado contra “Isabelita”, que luego del breve interinato de Italo Lúder, había retomado la conducción del país. Las crisis económicas se sucedían al igual que los ministros de economía, y el plan del ministro Antonio Cafiero también había fracasado.


Prof. Isabel Rodríguez

LA ALDEA DE LA OPINIÓN


Partidos


*Por HanK Soriano

Desde Santos Lugares


Partidos en varios frentes y alejados por improperios. Alejados por dolores que nada tienen que ver con uno sino con varios. Dolores que no duelen sino que molestan, sobre cicatrices viejas y ya sangradas. Cicatrices que se levantan y se hinchan, supuran y huelen mal. Siempre partidos. Partidos en partidos, de izquierda o de derecha, de centro izquierda o centroderecha, nunca arriba, siempre empujando para abajo. Porque abajo nos quieren ver y abajo nos empujan, es que no se pueden quedar tranquilos y decir: este mes haremos un gol.

Porque no soportan ver a un pueblo no sólo de pie, sino caminando, festejando, ondeando las banderas visibles e inflando su pecho con las invisibles.

Porque añoran una época en la que los que manejaban y partían eran ellos, y porque no aceptarán nunca jamás que si alguien sonríe, si alguien anda, si alguien gasta y si alguien se divierte, es gracias a que otros sonríen, otros andan, otros gastan y otros nos invitan a divertirnos. Partidos en galas o pueblo. Barbarie o barbarie.

Partidos que se juegan, se lloran, se sufren, se gritan, se patean, se comen, se toman, se llenan de medialunas en grupos de amigos y gaseosas con cerveza, sin diferencias de partidos, sin estar partidos, unidos en un grito de gol que de ningún modo es un acto apolítico. Y a la noche, más amor que nunca o menos que siempre, pero amor al fin.

Partidos por la mitad entre los que queremos que ganemos y los que quieren perder: acá ganamos todos o perdemos todos, pero no nos daremos cuenta hasta que veamos en qué mano cae la copa.

Unidos en nidos sin partidos políticos, haciendo la V de la victoria o llevando ambas manos sobre el hombro como si estuvieramos levantando un palo de Golf.

Unidos de nuevo, partidos mañana, partidos dos veces por semana.

Vos vas a estar de nuestro lado, te guste o no te guste.


*Escritor

LA ALDEA IDE LA OPINIÓN

Los Partidos, su vigencia
y el Bicentenario


*Por Roberto Sánchez

Más allá de la eterna campaña que sigue dando vueltas desde siempre contra la idea de la política y la acción de los partidos políticos como modo de representación de la ciudadanía, aparece la pregunta sobre su vigencia y representatividad a partir del estallido del 2001-2002.

Ante aquella consigna un tanto hueca como proyecto pero expresiva de un hartazgo social de esos años (“que se vayan todos”) de fin de la época neoliberal, al menos en lo económico, se dio la situación inversa: nadie o casi nadie se fue. Muchas de las asambleas que en ese momento intentaban tomar el cielo por asalto, y/o resolver lo que el Estado debía y debe hacer, fueron apagándose. Esa energía en apenas un año, muchas veces, por la acción interesada de los temerosos de lo nuevo o por las mimas dificultades organizativas y de claridad de objetivos, se dilapidó o fue dilapidada.

Pasaron ya 8 años. Dos gobiernos progresistas, guste o no, vienen desmontando en lo económico, y otro tanto en lo político, bastante menos en lo cultural esa mirada individualista y neoliberal de resolver las cosas. Igualmente, el sistema de representación de partidos no tiene ni lejanamente el vigor que supo tener antes de aquel estallido. Al menos, en aquel formato.

El individualismo antedicho, reforzado por el mensaje de los medios monopolizados, la caída de “vacas sagradas” que nos iban a representar para siempre, las mismas crisis de toda clase, cierta eficiencia del modelo actual con lazos diversos de consenso representatividad, aún con escollos y confrontaciones, son algunos de los límites para el pase hacia adelante de segundas líneas en las estructuras político-partidarias.

A pesar de ello, el recambio generacional (antes se le decía “trasvasamiento”), sigue en dosis homeopáticas aunque algo con energía aparece. Los “históricos” casi eternos de todos los partidos siguen en un lugar que no han resignado, salvo por el inevitable paso biológico.

Las preguntas siguen: ¿hasta dónde lo histórico ha mutado? ¿cómo repensar, participar, incidir a través del formato de los partidos tradicionales en medio de una sociedad más móvil que hace unos años, aunque evidentemente conservadora aún en sus consideraciones participativas? ¿Qué queda de aquella mística, sesentista o setentista y hasta ochentista, de participar sin esperar nada a cambio, hoy, en un contexto donde aunque las cosas hayan mejorado, pocos o muy pocos pueden dedicarse a esta actividad profesionalmente sin esperar al menos una contraprestación para cubrir sus gastos de vida?

Para responder al calor del presente destaquemos lo ocurrido hace unos días atrás. No es dato menor para los políticos y los partidos que entre seis y ocho millones de conciudadanos irrumpieron entre el 22 y el 25 de mayo pasado en los festejos del Bicentenario en el centro de Buenos Aires.

Unos dijeron que esa presencia convalidó lo que se profundiza, otros dijeron que fue una advertencia a los que gobiernan, otros que fue sólo una muestra de carnaval. Todos se equivocan o todos dicen una mínima parte de lo sucedido: o tienen una mirada sesgada o tienen una mirada triunfalista, pero aún no clara de la profundidad de los hechos, seguramente por la proximidad del tiempo.

La participación multitudinaria de millones aún no resulta fácilmente explicable. Parece como que algo ha dicho la sociedad: algo cambió, algo se quiso o se quiere cambiar, algo se expresó, además de ese sentimiento de argentinidad y patriotismo.

Tanta emotividad ante la actuación de tanta presencia popular como de los artistas nacionales y latinoamericanos, ciertos silencios de millones de almas de diferentes edades, sectores sociales, estilos y estéticas, donde no hubo agresiones ni banderas de partidos, y donde ni la presencia oficial fue centro, algo significó. Algo nos igualó, algo quisimos decir quizá sin saberlo. Era algo más que el festejo y conmemoración por los Doscientos años de la Revolución de Mayo, algo pasó al cantar el Himno Nacional esta vez.

“Estamos aquí, queremos vivir en paz, queremos progreso, queremos igualdad, libertad, queremos representantes en serio, valoramos nuestra historia y sus hombres, no olvidamos el pasado, tanto el glorioso como el oprobioso. Y acá estamos. Presentes, con justicia y con memoria”, parece que esa multitud haya dicho.

Estamos en pleno Mundial. Finalizado éste, vaya como nos vaya, las preguntas sobre nuestros representantes, su representatividad, el enigma de esos millones presentes hace unos días alrededor del Obelisco, y tantas cosas más, de nuestro pasdo, este presente y el futuro deberán seguir contestándose.

*Psicólogo Social
LA ALDEA DE LOS CLIMAS


Argentina,

¿país inseguro?


Dra. Marta Balado*


Tengo la mala costumbre de leer el diario cada mañana mientras desayuno. Empiezo el día enterándome por la tapa de los principales matutinos del país , cuántos baleados, acuchillados, degollados, violados, vejados, asaltados, secuestrados, ahorcados, etc, etc. Prendo la tele para enterarme del tiempo y prepararme para vestirme adecuadamente antes de salir de casa y la sangre me salpica .

La gente me habla aterrada de la ola de violencia sanguinaria que arrasa a la Argentina; desde el portero cuando salgo de casa, el taxista , el mozo del bar donde tomo un café, el ascensorista , mi socio en el estudio , mis hijas, mi hermana, hasta mi nieto de 5 años me habla del terrible supuesto ¡¡¡crimen de los Pomar!!!

Y yo, que ando por la calle tranquilamente, que llevo la ventanilla de auto baja, que voy y vengo del banco sin demasiadas precauciones , me siento como caperucita roja al borde de ser devorada por el lobo, sin prestar atención a los peligros que me asechan.

En esto, llega el BICENTENARIO; dos millones de personas movilizadas sólo en la ciudad cada uno de los 5 días que duró el festejo: ¿CUÁNTAS VÍCTIMAS FATALES? ¿CUÁNTOS ASALTOS APROVECHANDO LA DISTRACCIÓN? ¿CUÁNTOS MOTOCHORROS ATENTANDO CONTRA LAS FAMILIAS MOVILIZADAS POR EL EVENTO? ¿CUÁNTAS VIDRIERAS ROTAS EN LO COMERCIOS DEL CENTRO O DE LOS BARRIOS ?

Leo los mismos matutinos buscando cifras de víctimas fatales o al menos heridos….. no encuentro ni un comentario al respecto... ¿Cómo...?

Prendo la tele ansiosa de ver la sangre que a diario se riega desde las pantallas de los multimedios y lo único que encuentro es la imagen de familias enteras, con abuelos , chicos y hasta perros vestidos de celeste y blanco, agitando la banderita argentina.

¿Qué pasó? ¿Es otro país ? ¿Los asesinos, violadores, motochorros, asaltantes de toda calaña se han vuelto patriotas por el festejo del bicentenario? Mmmmmmmm...

Veo en la tele a un nutrido grupo de mandatarios latinoamericanos cruzar la Plaza de Mayo en medio de una multitud, sin chalecos antibalas ni cascos y a los mismos protagonistas, sumados a las principales figuras del gobierno nacional , encabezados por la Presidenta, subidos a un palco enano en la Diagonal Norte, sin vidrios antibalas, sin resguardo de ningún tipo, con miles de personas rodeándolos , festejando el desfile del grupo Fuerza Bruta, con cientos, quizá miles de ventanas y terrazas propicias para que algún loco intentara un magnicidio. Busco desesperadamente el diario y… nada. Prendo la tele a ver quién fue la 1º víctima de los festejos y…nada

Me pregunto: ¿nos estarán mintiendo los que cada día , desde la tele, algunos diarios o emisoras de radio, nos quieren convencer de que vivimos en el país mas inseguro del planeta? ¿O acaso serán ciertas las estadísticas de varias ONG internacionales que dicen que Argentina es el país más seguro de América Latina?

Es para pensarlo al menos.

*Abogada

Luis María Campos 4545

Caseros ( 1678) BsAs

4734-5599 / 15-5042-8418

LA ALDEA DE LA RECETA-CUENTO


Sorpresa


(Muslos de pollo,

con vino y romero)


Cuando ella llegaba con brillos en los ojos, era buena señal. La cocina estaba de fiesta.

Se calzó el delantal, recogió sus cabellos en la nuca, encendió la radio, recorrió el dial y ancló en Amadeus; sostenía que para cocinar bien debían existir buenas ondas y mucha energía. La música era buena terapeuta.

De la heladera extrajo unos muslos de pollo sin piel –los había dejado macerando en vino blanco–, unas lindas ramitas de romero, dientes de ajo, pimienta negra y un toque de salsa de soja.

En la feria vecinal se proveyó de papas bien chiquitas y, sin pelarlas, las lavó como para asistir a un bautismo; las secó bien y las dejó en espera de un nuevo llamado.

Encendió el horno, luego acomodó en la hornalla la vieja sartén, apenas lubricada con aceite; tenía y usó el de oliva, pero no lo dejó solo, una cucharada de manteca se sumó para lograr el dorado que se esperaba de los muslos.

Logrado el objetivo, desechó los grasos para incorporar el líquido de la maceración.

La espátula fue la encargada de recuperar sabores.

Los muslos alineados en una fuente de horno fueron coronados con el romero, salpicados con el ajo, perfumados con la pimienta y bañados con el fondo de la maceración. Así fueron al horno precalentado.

A los papines los pasó por el microondas, y nuevamente a lista de espera, esta vez en la sartén aceitada, para poder sarandearlas sobre el fuego, sólo unos minutos antes de ir al plato. Los aromas embriagadores que flotaban en el ambiente invitaban al conjuro. Armó unos cucuruchos de papel madera –queda bien llenarlos con las papas– y una vinagreta liviana, para bañar unas hojas de achicoria. Se debía hermosear el plato.

Dio los últimos retoques a la mesa. Cuando Él pusiera la llave en la puerta sería el momento de encender las velas. Diez años de estar juntos no era poca cosa.

Estaba inquieta. Rebosaba de alegría al imaginar la cara asombro que él pondría con la sorpresa.

No se equivocó, el rostro querido reflejaba la bonanza del momento. Lo vio cerrar los ojos, aspirar profundamente, como queriendo capturar los aromas. Con un gesto ampuloso, abarcativo, abrió los brazos, y, con voz emocionada, exclamó: –Negrita, sos increíble, nunca creí que festejaríamos así el ascenso de Chicago. ¡ Te amo !


Receta: ¿La receta? Creo que no es necesaria.

*Maestra cocinera

y cuentista

26/05/2006

LA ALDEA DEL CINE EN CASA

A disfrutar
el frío con DVD

(Gentileza Video Club Guía Musical)

Un maldito policía de Nueva Cork

McDonough es un detective de homicidios que utiliza a su antojo los placeres prohibidos gracias a su status profesional. Pero su nueva investigación, el misterioso asesinato de cinco inmigrantes senegaleses, lo pondrá entre la espada y la pared. POLICIAL. Int.: Nicolas Cage, Eva Méndez, Val Kilmer, Fairuza Balk, Jennifer Coolidge, Brad Dourif, Michael Shannon, Shawn Hatosy, Denzel Whitaker y Shea Whigham . Dir.: Werner Herzog.


Cuestión de Principios

El viejo Castilla está convencido de tener los valores éticos necesarios. Un buen día, advierte que a Silva, su flamante y yuppie jefe, sólo le falta un número para completar su colección de revistas. Castilla aprovechará la situación para darle una lección moral a quien ha modificado la imagen de la compañía donde él trabajó desde siempre. COMEDIA. Int.: Norma Aleandro, Pablo Echarri, Federico Luppi, Pepe Novoa, Mónica Antonópulos, María Carámbula, Mabel Pesen, Valeria Lorca. Dir.: Rodrigo Grande.

Alicia en el país de las maravillas

Walt Disney Pictures y Tim Burton traen en 3D, una vuelta de tuerca a uno de los cuentos más queridos de todos los tiempos. Alicia se embarca en un viaje fantástico para encontrar su verdadero destino y poner fin al reinado de Terror de la Reina Roja. AVENTURAS. Int.: Mia Wasikowska, Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Anne Hathaway, Alan Rickman, Michael Sheen, Stephen Fry, Christopher Lee, Crispin Glover y Timothy Spall. Dir.: Tim Burton.

LA ALDEA DE LA OPINION

Argentina

año verde

Por Carlos Girotti*

En repetidos intentos, este columnista se sumergió en su memoria para rastrear el momento en el que su propio vocabulario integró el concepto de “Argentina año verde”. Todas las búsquedas, no obstante el afán, fueron vanas, incluyendo la ausencia de respuesta acerca de quién fue el creador de la idea (aunque supone que fue invención de un remoto programa humorístico).

Lo que sí consiguió el firmante con su rastreo fue admitir que esa noción lo acompaña desde hace mucho tiempo. O sea, cuando el que aquí escribe se refiere a una Argentina utópica, poco menos que fantástica y, desde luego, dudosamente realizable, a menudo dice “Argentina año verde”. Está ahí, disponible para ponderar un imposible cuando hace falta, pero acompañado siempre de una certeza: ese día nunca llegará. ¿Nunca?

Puesto a recordar, uno no puede eludir aquella imagen de su padre, oteando el cielo aun en días lluviosos, aguzando el oído para distinguir entre el ruido de un motor aéreo y el de los muchos autos que rodaban por allí y, recurrentemente, profetizar “falta poco para que llegue el avión negro”. Lo hacía sin cesar y parecía no importarle que la proximidad de las pistas de Morón y Palomar produjese todos los días un regular tráfico de aeronaves sin que ninguna de ellas fuera la esperada. Al fin y al cabo, el cielo de aquellos años era tan vasto como la esperanza y nada autorizaba a dar por finalizada la tarea cotidiana de vigilar hacia lo alto por si aparecía el “avión negro”.

Algún día ocurriría; Perón volvería a la patria y mucha gente acudiría a recibirlo porque el pueblo era lo que más anhelaba. Ese hombre del pueblo, pues, el padre de quien esto escribe, no tuvo la dicha de ver el “avión negro”, pero murió en 1964 sin perder la certidumbre de que Perón volvería y con la convicción de que había valido la pena luchar en los días clandestinos de la resistencia, junto a sus compañeros de trabajo y sus vecinos del barrio.

Bastante tiempo después de esa primera muerte tan próxima y temprana, cuando Perón regresó por primera vez a la patria, este columnista marchó hacia Ezeiza. Lo hizo no tanto porque lo ilusionara ese retorno como por rendirle un homenaje a la esperanza inclaudicable de millones de trabajadores que, al igual que su padre, siempre habían sabido que el general volvería.

De nuevo, puesto a recordar, uno todavía escucha las largas conversaciones que mantenía con viejos y nuevos compañeros en los rincones lejanos del exilio. Y también rememora las charlas sostenidas más tarde, en el reencuentro con queridos amigos que habían permanecido en las prisiones de la dictadura e, incluso, con los muy pocos que habían sobrevivido a los campos de concentración. En aquellos intercambios, plagados de “diferencias” y “problemas de concepción”, un denominador común operaba como un contador que volvía todo a cero: algún día los genocidas pagarían sus culpas. Un futuro deseado aunque en un horizonte borroso porque antes se erguían, como montañas infranqueables, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, el indulto. A pesar de ello, no cejarían en aquella porfía que los llevaba, siempre, a querer traer el mañana al presente, aunque éste se les escurriera como arena entre los dedos. Bajo esas condiciones, el porvenir resultaba inasible o, quién sabe, tal vez ocurriese en la Argentina año verde.

Apenas son dos recuerdos, pero el firmante y quien esto lea saben que pueden ser –de hecho lo son– muchísimos más. Dolorosamente más. Por cierto, ninguna historia se ha escrito sin esas llagas, heridas lacerantes que en la memoria de los pueblos alimentan la lucha por un futuro mejor aunque éste, por momentos que pueden parecer una eternidad, se muestre esquivo y distante.

Pero el año verde ha llegado. No ha ocurrido como en los almanaques, que basta arrancar la hoja del día para inaugurar el siguiente. Viene ocurriendo. Es un proceso, histórico para más datos. Afecta e influye en toda Sudamérica y aquí, en lo más austral del continente, también. Desde ya, habrá detallistas que situarán el inicio en tal o cual hecho y no faltarán los enjundiosos polemistas que lo atribuirán a otro u otros hechos distintos de aquéllos. Lo que nadie discutirá es que, en esta época al menos, la noción de futuro se ha reinstalado en la sociedad como algo posible.

A este columnista ya le parecía casi irreal, por ejemplo, que Néstor Kirchner ordenara descolgar el cuadro del genocida Videla. Un gesto impensado para un país que, ayer nomás, había clamado para que se fueran todos los políticos. Pero que Cristina Fernández colgara los cuadros que colgó en un salón de la Casa Rosada, que millones de argentinas y argentinos vieran desfilar ante sus ojos un relato histórico antitético al que les inculcaron desde la más tierna infancia, que esos mismos millones entonaran con fervor las estrofas de la Marcha de San Lorenzo y que las derechas, atónitas, siguieran repitiendo el sonsonete de la inseguridad ante tamaño despliegue de intervención masiva y pacífica del espacio público, eso superó todos los cálculos. Perdón, no todos los cálculos. Para ciertas voces que se reclaman de izquierdas, revolucionarias y que nunca se comen ningún chupetín, la masividad popular fue un rotundo mentís para oficialistas y opositores consentidos (lo cual vendría a confirmar que su propia estrategia de poder es la única correcta, etc., etc.). Aquí el firmante entra en contradicción: sólo se conmemorará el año verde el día en que esas voces admitan –aunque más no sea para las efemérides– que en algo se equivocaron.

Pero no, ya hay una época histórica que bien puede ser considerada como inaugural para las festividades de los arqueros y para la Argentina del año verde. Como mínimo, las próximas generaciones habrán de recordar que hubo un tiempo en el que, aun con errores, zigzagueos, temas pendientes al borde del camino, déficits en la construcción política y el protagonismo ciudadano, este país avanzó como nunca antes lo había hecho en las décadas que lo precedieron.

Y esto, para mantener la esperanza de un futuro mejor, no es poco.

*Sociólogo, Conicet

LA ALDEA LITERARIA

La conjura de

los libreros


CAPITULO TRES

Resumen: la librería Macondo primero fue incendiada. El viejo José, su dueño no se había percatado que Pablo y Silvina habían desaparecido luego de pernoctar allí.

En pocos días el viejo José se enteró que otras librerías, como la llamada “El Quijote”, de Lomas de Zamora; “Sobre Héroes y Tumbas”, de Bernal; “Maratónica de Poesía”, de Mar del Plata, Punta Alta y Mar de Ajó; “La Avispa”, de General Pueyrredon; “Redes de Papel”, de Capital Federal, y “Guía Aldea”, de Sáenz Peña, entre otras, habían sufrido la misma suerte.

“Urania”, de Camilo Flamiarón, en el tercer estante cerca de la puerta, fue el dato que le dio Carlos Fernández, y el libro estaba allí con sus tapas ilustradas, al increíble precio de tres pesos moneda nacional.

Le pagó al dueño de esa librería, finalista del programa de radio “ Odol pregunta”, que por no acordarse en el último tramo del concurso, se perdió los cien mil pesos de premio y se llevó como consuelo: sólo doce mil quinientos y con eso puso esa nueva librería en la localidad de Caseros.

Esa tarde, “Urania”, de Camilo Flamarion y “Mijail”, de Panait Istrati, pasaron a ser parte del tesoro de Pablo.

Pagó los dos libros con tres pesos moneda nacional, quedó debiendo un peso y se fue caminando las treinta cuadras hasta su casa.

“Eran las nueve de la mañana. El viejo cartero del barrio golpeó con su vara la puerta de la calle gritando:

–¡Adrián Zograffi!

–¡Espérese, tío Garriba! –contestó Adrián–, estoy sin vestir.

– Anda – pensó el cartero– ya está de vuelta el ave de paso.

Sabía que el chico si estaba en casa, no dejaba nunca de tomarle una carta sin darle cincuenta centavos –céntimos de oro, de un tiempo ya lejano– porque estimaba por encima de todo, a los carteros, “a esos parias de nuestras instituciones democráticas, a quienes confiamos dichas y desdichas, mientras el Estado los reduce a la mendicidad”.

Así comenzaba “Mijail”, de Panait Istrati, el libro que estaba leyendo Pablo, no bien llegado a su casa de El Palomar.

Un rato antes de que explotara la bomba, había encontrado otro ejemplar en la librería del viejo José...

Continuará

( Derechos Reservados ) rrd

*Escritor

LA ALDEA DEL SER NACIONAL

Chamuyos

Argentinos


1. Este año sí me pongo a estudiar.

2. No te va doler.

3. Un rato más y nos vamos.

4. Justo estaba por llamarte.

5. Por mi vieja que nunca más tomo alcohol.

6. ¿Yo?... ¿Con ésa?... ¡NUNCA !

7. El profesor me tiene bronca.

8. ¿Yo te debo ?.... ni me acordaba.

9. Perdimos por culpa del árbitro.

10. ¡Yo pasé en amarillo!

11. Ponélo vos, que mañana te pago.

12. Te lo juro por mi vieja que te lo mandé

13. No, no... yo te llamo.

14. Ayer estaba enfermo.

15. No pude ir porque me robaron.

16. Se me perdió tu teléfono.

17.Veo si tengo correo y me desconecto.

18. Sí, el coche es mío.

19. Mirá... justo pensaba en vos.

20. Sólo somos amigos.

21. Se cayó solo y se rompió.

22. ¡Pero si yo estudié esta vez !

23. ¡Me gustaste desde la primera vez que te vi !

24. ¡Sí, sí ! Yo voy...

25.Tuve un problema familiar, entiéndame.

26. Te llamo en 5 minutos, ¿ sí?

27. Veníte más tarde porque ahora voy a salir.

28. Sí, ya le dije.

29. Todavía no cobré.

30. ¡ Te queda lindo !

31. ¡ Claro que el cheque tiene fondos !

32. Te juro que no se lo voy a contar a nadie.

33. El lunes empiezo la dieta.

34. Sí, salí con ella, pero no pasó nada.

35.Prestámelo y mañana te lo devuelvo.

36. Me iba a comprar un 0 Km, pero éste del 81 me gusta más.

37. Tenés los ojos más lindos que vi en mi vida.

38. ¿Yo? ¿Ir a esos lugares ...¡Nunca !

39. Sí, choqué... pero la culpa la tuvo el otro.

40. Borracho, borracho nunca estuve... sólo un poco picadito...

41. ... ¿ Y qué se siente fumar eso, eh ?

42. ¿En serio que Playboy tiene una Web ?

43. No, no tengo teléfono... pero dame el tuyo que yo te llamo.

44. Te estuve llamando, pero daba ocupado.

45. ¡Qué pena que no fuiste!, toda la reunión nos la pasamos hablando de vos.

46. Me voy al cine solo.

47.Estoy confundido (la confusión, tiene nombre y apellido)

48. En cinco minutos estoy con Uds.

49. Estoy preparando mi informe.

50. Te juro que nunca lo pensé.

51. Por favor... yo soy una persona decente.

52. Lo que sea tu voluntad.

53. Jamás te olvidaré.

54. Llamame en cinco minutos que estoy en una reunión.

55. Vengo tarde porque estuve en la biblioteca...

56. Mis ojos están irritados porque estoy resfriado.

57. Es la primera vez que me pasa.

58. De aquí a la eternidad.

59. ¡Hoy ganamos !

60. Despedida de soltero.

61. Mañana salgo a buscar trabajo.

62. Yo tengo un tío en la policía.

63. No tengo guita.

64. No chupa nada, jefe.

65. Hola, ¿viejo? Me quedo a dormir en la casa de un amigo.

66. La cuarta vuelta la pago yo!!!

67. Mañana te traigo tus Cd´s...

68. ¡Me voy que tengo clase...

69. Te debo tu regalo.

70. Dame tiempo...

71.Se me perdió tu correo, a ver, dámelo.

72.Yo,¿cumbia?... ¡Por Favooooor !

73. Andá nomás Cholo, yo cuido a tu chica.

74. Yo a ella sólo la veo como amiga.

75. Mi ex y yo ahora somos reamigos.

76. Yo nunca fui a un lugar de ésos ¿cómo son?

77. Cuando me case nunca más voy a mirar a otra.

78. ¿ A ésa ? ¡Ni borracho!

79. Estaba haciendo zapping y justo lo vi.

80. Mi hermano más chico ve ese programa.

81. No lo aguanto más, hoy lo mando a la mierda

82. Es por el bien de todos.

83. No, te juro que no fue lo que quise decir.

84. No me quedaba otra.

85. No, entendiste mal.

86. Esta situación es momentánea.

87. Enseguida te lo devuelvo.

88.Cómo me gustaría tener más tiempo para vos.

89.Cómo me gustaría tener más tiempo para mí.

90. No escuché el celular, debo haberme quedado dormido.

91. ¿ Así se juega a la botellita ?

92. No sos vos, soy yo.

93.Perdoname pero me había quedado sin crédito.

94. Chupa chupa que yo te aviso.

95.No me gusta, además es mi amigo/a.

96. ¿Qué? No recibiste mi mensaje?

97. No los voy a defraudar.

98. ¿Cuándo te mentí yo ?

99. Ya voy para allá.

100. Nada que ver, ¿le vas a creer a los otros o me vas a creer a mí ?

101. ¿Nos cruzamos? Ni te vi.

102. Un día de estos nos juntamos.

103. Yo no quería, ¡ellos me obligaron !

104. Dale, si total nadie se entera.

105. Ya vuelvo.

106. Cinco minutos más y me levanto.

107. No me quedé dormido, no sonó el despertador.

108.Yo no hice ninguno de estos chamuyos.

LA ALDEA LITERARIA

¿Qué es la ciencia

ficción?


En primer lugar, definiré lo que es la ciencia ficción diciendo lo que no es. No puede ser definida como "un relato, novela o drama ambientado en el futuro", desde el momento en que existe algo como la aventura espacial, que está ambientada en el futuro pero no es ciencia ficción. Se trata simplemente de aventuras, combates y guerras espaciales que se desarrollan en un futuro de tecnología superavanzada. ¿Y por qué no es ciencia ficción? Lo es en apariencia, Y Doris Lessing, por ejemplo, así lo admite. Sin embargo la aventura espacial carece de la nueva idea diferenciadora que es el ingrediente esencial. Por otra parte, también puede haber ciencia ficción ambientada en el presente: los relatos o novelas de mundos alterno. De modo que si separamos la ciencia ficción del futuro y de la tecnología altamente avanzada, ¿a qué podemos llamar ciencia ficción?

Tenemos un mundo ficticio; éste es el primer paso. Una sociedad que no existe de hecho, pero que se basa en nuestra sociedad real. Es decir, ésta actúa como punto de partida. La sociedad deriva de la nuestra en alguna forma, tal vez ortogonalmente, como sucede en los relatos o novelas de mundos alternos. Es nuestro mundo desfigurado por el esfuerzo mental del autor, nuestro mundo transformado en otro que no existe o que aún no existe. Este mundo debe diferenciarse del real al menos en un aspecto que debe ser suficiente para dar lugar a acontecimientos que no ocurren en nuestra sociedad o en cualquier otra sociedad del presente o del pasado. Una idea coherente debe fluir en esta desfiguración. Quiero decir, que la desfiguración ha de ser conceptual, no trivial o extravagante...

Por lo tanto, la esencia de la ciencia ficción es la desfiguración conceptual que, desde el interior de la sociedad, origina una nueva sociedad imaginada en la mente del autor, plasmada en letra impresa y capaz de actual como un mazazo en la mente del lector, lo que llamamos el “shock del no reconocimiento”. Él sabe que la lectura no se refiere a su mundo real.

Ahora tratemos de separar la fantasía de la ciencia ficción. Es imposible, y una rápida reflexión nos lo demostrará. Fijémonos en los personajes dotados de poderes paranormales. Fijémonos en los mutantes que Ted Sturgeon plasma en su maravilloso “Más que humano”. Si el lector cree que tales mutantes pueden existir, considerará la novela de Sturgeon como ciencia ficción. Si, al contrario, opina que los mutantes, como los brujos y los ladrones, son criaturas imaginarias, leerá una novela de fantasía.

La fantasía trata de aquello que la opinión general considera imposible; la ciencia ficción trata de aquello que la opinión general considera posible bajo determinadas circunstancias. Esto es, en esencia, un juicio arriesgado, puesto que no es posible saber objetivamente lo que es posible y lo que no lo es. Creencias subjetivas por parte del autor y del lector.

Ahora definiremos lo que es la buena ciencia ficción. La desfiguración conceptual (la “idea nueva”, en otras palabras) debe ser auténticamente nueva, o una nueva variación sobre otra anterior, y ha de estimular el intelecto de lector. Tiene que invadir su mente y abrirla a la posibilidad de algo que hasta entonces no había imaginado. "Buena ciencia ficción" es un término apreciativo, no algo objetivo, aunque pienso objetivamente que existe algo como la buena ciencia ficción.

Creo que el doctor Willis McNelly, de la Universidad del estado de California, en Fullerton, acertó plenamente cuando afirmó que el verdadero protagonista de un relato o de una novela es una idea y no una persona. Si la ciencia ficción es buena, la idea es nueva, es estimulante y, tal vez lo más importante, desencadena una reacción en cadena de ideas-ramificaciones en la mente del lector, podríamos decir que libera la mente de éste hasta el punto que empieza a crear, como la del autor. La ciencia ficción es creativa e inspira creatividad, lo que no sucede, por lo común, en la narrativa general.

Los que leemos ciencia ficción (ahora hablo como lector, no como escritor) lo hacemos porque nos gusta experimentar esta reacción en cadena de ideas que provoca en nuestras mentes algo que leemos, algo que comporta una nueva idea; por tanto, la mejor ciencia ficción tiende en último extremo a convertirse en una colaboración entre autor y lector en la que ambos crean... y disfrutan haciéndolo: el placer es el esencial y definitivo ingrediente de la ciencia ficción, al placer de descubrir la novedad. Phillip K. Dick

(De cuentosaldia@cuentosaldia.com / www.martalorente.blogspot.com)