domingo, 20 de junio de 2010

LA ALDEA LITERARIA

La conjura de

los libreros


CAPITULO TRES

Resumen: la librería Macondo primero fue incendiada. El viejo José, su dueño no se había percatado que Pablo y Silvina habían desaparecido luego de pernoctar allí.

En pocos días el viejo José se enteró que otras librerías, como la llamada “El Quijote”, de Lomas de Zamora; “Sobre Héroes y Tumbas”, de Bernal; “Maratónica de Poesía”, de Mar del Plata, Punta Alta y Mar de Ajó; “La Avispa”, de General Pueyrredon; “Redes de Papel”, de Capital Federal, y “Guía Aldea”, de Sáenz Peña, entre otras, habían sufrido la misma suerte.

“Urania”, de Camilo Flamiarón, en el tercer estante cerca de la puerta, fue el dato que le dio Carlos Fernández, y el libro estaba allí con sus tapas ilustradas, al increíble precio de tres pesos moneda nacional.

Le pagó al dueño de esa librería, finalista del programa de radio “ Odol pregunta”, que por no acordarse en el último tramo del concurso, se perdió los cien mil pesos de premio y se llevó como consuelo: sólo doce mil quinientos y con eso puso esa nueva librería en la localidad de Caseros.

Esa tarde, “Urania”, de Camilo Flamarion y “Mijail”, de Panait Istrati, pasaron a ser parte del tesoro de Pablo.

Pagó los dos libros con tres pesos moneda nacional, quedó debiendo un peso y se fue caminando las treinta cuadras hasta su casa.

“Eran las nueve de la mañana. El viejo cartero del barrio golpeó con su vara la puerta de la calle gritando:

–¡Adrián Zograffi!

–¡Espérese, tío Garriba! –contestó Adrián–, estoy sin vestir.

– Anda – pensó el cartero– ya está de vuelta el ave de paso.

Sabía que el chico si estaba en casa, no dejaba nunca de tomarle una carta sin darle cincuenta centavos –céntimos de oro, de un tiempo ya lejano– porque estimaba por encima de todo, a los carteros, “a esos parias de nuestras instituciones democráticas, a quienes confiamos dichas y desdichas, mientras el Estado los reduce a la mendicidad”.

Así comenzaba “Mijail”, de Panait Istrati, el libro que estaba leyendo Pablo, no bien llegado a su casa de El Palomar.

Un rato antes de que explotara la bomba, había encontrado otro ejemplar en la librería del viejo José...

Continuará

( Derechos Reservados ) rrd

*Escritor

No hay comentarios: