domingo, 21 de abril de 2013

En estos tiempos
de cierta pereza
para pensar...



...¿cómo funciona
la creatividad?

Sobre cómo funciona la creatividad hay una anécdota de Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota:

“Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que éste afirmaba con rotundidad que su respuesta era absolutamente acertada.
Profesores y estudiantes acordaron  pedir  arbitraje  de alguien imparcial  y  fui  elegido yo.
Leí la pregunta del examen y decía:--Demuestre cómo es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro.
El estudiante había respondido: se lleva el barómetro a la azotea del edificio y se le ata una cuerda muy larga. Se descuelga hasta la base del edificio, se marca la cuerda cuando el barómetro llega al suelo y se mide. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio.

Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente.
Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudios: si obtenía una alta nota, esta certificaría su alto nivel en física, pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.

Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física.
Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunté si deseaba marcharse, pero me contestó que tenía muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas.
Me excusé por interrumpirle y le rogué que continuara.
En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta:
 
–Se toma el barómetro y se le lanza al suelo desde la azotea del edificio, se calcula el tiempo de caída con un cronómetro. Después se aplica la fórmula h=2gt2, así obtenemos la altura del edificio.
En este punto le pregunte a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota más alta.

Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta.
 
–Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo, se toma el barómetro en un día soleado y se mide la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.
 
–Perfecto, le dije, ¿y de otra manera?
 
–Sí, contesto: este es un procedimiento muy básico para medir la altura de un edificio, pero también sirve. En este método, se toma el barómetro y se sitúa en las escaleras del edificio en la planta baja. Según se va subiendo por las escaleras, se va marcando la altura del barómetro y se cuenta el número de marcas hasta la azotea. Al llegar se multiplica la altura del barómetro por él número de marcas y este resultado es la altura. Este es un método muy directo.
 
–Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento más sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro esta a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla formula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.
 
–En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su período de precesión.
 
–En fin, concluyó, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea tomar el barómetro y golpear con él la puerta de la casa del conserje. Cuando abra, decirle: señor conserje, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo.

En este momento de la conversación, le pregunte si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) evidentemente, dijo que la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar.

El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nobel de Física en 1922, más conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica.
Instrucciones para llorar

*Julio Cortázar

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza.

El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.

Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.

Llegado el llanto, se tapará  con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro.

Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto.

Duración media del llanto, tres minutos.
 
*Escritor argentino
nacido en Bruselas.

Dos respuestas para
un mismo problema

Mi madre vive en Villa Devoto, mi exsuegra en Villa del Parque. A ambas se les inundó su casa, al punto de no poder salir de ellas ni siquiera de pedir ayuda y, además, quedaron sin energía eléctrica por varios días. Ambas son viudas y viven solas. Una nació en 1937, la otra en 1939. Ninguna de las dos tiene pareja. Una parece 10 años menor que la otra, enérgica, independiente, proactiva; la otra , flemática, dependiente y resignada, durando... Ninguna llamó a sus hijos por teléfono. Cuando visité a mi madre me dijo: "voy a construir algo en la terraza para otra vez que pase lo mismo, y me quedo ahí esperando"... La otra lllora todo el tiempo y lamenta su suerte, pero prefiere quedarse ahí encerrada esperando lo que sea.  A.D.H.

El sombrerito de fieltro marrón
(Osobuco a la milanesa)                                                                                                                                                            

La memoria suele elegir recodos para empacarse, y por más que Ella tironeaba no lograba movilizarla, sólo aparecían magras pinceladas de sus dos primeros años de escolaridad.
Formaba parte de una familia católica y practicante. Su infancia había transcurrido en el ámbito parroquial, con participación activa en celebraciones y culto; recitaba el catecismo y la misa en latín antes de aprender a leer.
En las festividades patronales participaban alumnos de las tres escuelas del barrio, dos estatales y una católica.
El grupo de las monjas –sólo niñas– llegaban perfectamente alineadas con sus uniformes impecables: zapatos, medias, cintas o hebillas, vestidos prendidos en la espalda, faldas con tablones y preciosos sombreros de fieltro, todos en color marrón.
Los del estado, es decir los laicos, eran mixtos, con guardapolvos blancos que –como decía su madre– hacían la igualdad. Ella no estaba tan de acuerdo: el blanco incierto más la falta de almidón marcaban la diferencia.
Ya había resuelto su elección; Ella quería el colegio del sombrerito de fieltro marrón.
¿Por qué si fue suya la elección huyeron los recuerdos? Ella rememoraba a Franca, sólo a ella.
Eran tiempos de posguerra.  Franca había llegado de Italia –decían que sólo con su papá–, era alumna pupila, no tenía uniforme ni sombrero, sólo guardapolvo. Era rubia, delgada, hablaba pocas palabras en español y, cuando la hermana encargada de los dormitorios llegaba blandiendo como un estandarte la sábana mojada, sólo bajaba la cabeza mirando el piso.
Ella cree que no merece tener más para contar.  Un hermoso sombrerito marrón: ¿qué más podía dar?
En honor de Franca: Comida Italiana.

Receta

Osobuco a la milanesa

Ingredientes

4 Osobucos de ternera / 1 Cebolla picada / Harina  (cantidad necesaria) / 1 Limón (cáscara parte amarilla picada) / 1 Diente de ajo / 1 Anchoa / 100  grs.manteca o margarina / Sal, pimienta, perejil / Vino blanco o caldo o agua

Preparación

Enharinar bien los osobucos y dorarlos en la manteca; salpimentar y mojar con el vino. Cuando éste se haya evaporado añadir caldo o agua suficiente para la cocción (más o menos una hora).
   Antes de retirar del fuego añadir el perejil, cáscara de limón, ajo, cebolla y anchoas, dar vuelta la carne para que tome color y servirla con arroz.

Marta Rodríguez
26/02/2006
La conjura de los libreros

*Por Roberto Di Vita

CAPÍTULO 39

(Resistencia de los  libreros ante las multinacionales del libro.)

 

Resumen: La resistencia de los libreros de alma junto a sus amigos, reciben el nuevo año dentro de las siniestras oficinas de los Sket y la Cía.

Una vez dentro de esas oficinas pantallas de nefastas operaciones criminales; los amigos del viejo José, se alumbraban con linternas de mineros y luces azules para no ser descubiertos desde el exterior.
Mientras tanto el gigante David, Pablo, Ezequiel y el Ingeniero tomaban posesión de la famosa computadora; los poetas vigilaban la calle desde las ventanas y los escritores cuidaban las puertas de entradas y de salidas.
Los expertos en taekwondo y boxeo, tomaron lugares claves de vigilancia y los demás hacían silencio.
–¡Ya la tengo! –exclamó Pablo.
–¡Vamos hermosa! ¡Muéstranos tus secretos! –le rogó a la compu el Ingeniero.
De a poco salieron a relucir los termos de agua caliente y los mates iban y venían.
–¡Faltan las facturas! –señaló alguno.
–¡Aquí están! –afirmaron voces inconfundibles.
Y entonces, la ronda de mates, cafés y bebidas con sanguchitos semejaban un picnic en la costanera.
–¡Miren esto! –alertó con sorpresa Pablo.
–¡Es increíble lo que estamos descubriendo! –corroboró con asombro el Ingeniero.
–¿Qué descubrieron? –preguntó ansioso el viejo José...
Pero antes que le contestaran, alguien alzó las copas de sidras que llevaban en una heladerita portátil, para brindar por al  Año Nuevo flamante.
Afuera se escuchaban detonaciones y algunos disparos, adentro se creía que eran por los festejos del primer minuto después de las doce de la noche.  Entre cohetes y  cañitas voladoras los libreros de las inmediaciones, espantaban a tiro limpio a un grupo de mafiosos que querían ingresar al edificio... (Continuará).

Derechos Reservados
*Escritor
Mujeres
8 de marzo
Día Internacional
de la Mujer Trabajadora
Los grupos,
un modo de trabajar

y trabajarse


Integrar e integrarse a dispositivos grupales para transitar diversos tipos de procesos (de estudio, trabajo, esparcimiento, diversión, terapéuticos, psicoanalíticos, de reflexión), resulta ser una experiencia movilizadora y que a veces marca nuestras vidas.
Sin caer en consideraciones extremas como que los grupos no sirven para nada o que sirven para todo, los grupos son un modo particular que puede ser potenciador de diversos tipos de procesos para obtener logros más rápidamente, con los límites que implica la aparente no atención personalizada, muchas veces insustituible como lo es en lo terapéutico y hasta en lo deportivo: el entrenamiento propio no lo reemplaza el grupo, pero el grupo tiende a incentivar a éste.
Participar en los mismos profundizan la mirada acerca de la compleja trama vincular y, en el momento de los insight (saltos de salida a los obstáculos), si se quiere, semeja al momento de gol en el partido de fútbol: se produce una sensación de liberación singularmente potente.
Los grupos no son ni hacen magia en cada persona, su eficacia depende del mismo grupo, de cada integrante, del coordinador, de los objetivos que se propone y el tipo de recorrido que se realiza.
El Dr. Enrique Pichón Riviére en la Argentina inauguró la técnica de grupos operativos para el análisis, intervención y resolución de problemáticas vinculares tomando como ejemplo, entre otros, a los equipos de fútbol.
Ciertamente, jugar este partido con otros, siempre redundará en una experiencia única y consecuentemente transformadora. R.S.
Los idus de marzo

Más allá de la película protagonizada y dirigida por George Clooney, ¿qué son "Los idus de marzo"?
Ciertos momentos clave del calendario romano tenían nombre propio. Los idus, por ejemplo eran los días 13 de cada mes, excepto en marzo, mayo, julio y octubre que se celebraba el día 15. Entre ellos destaca el conocido como "idus de marzo" que designaba al día 15 del mes dedicado al dios de la guerra Marte, el mes de Martius según los romanos. O lo que es lo mismo, el 15 de marzo para los hispanoparlantes. Otras referencias del calendario romano eran las calendas (el primer día de cada mes) y las nonas (el quinto día de cada mes excepto en marzo, mayo, julio y octubre, que era el séptimo día).
 Estos días eran jornadas de buenas noticias, sin embargo, los caprichos de la historia hicieron que uno de estos días el propio Julio César fuera asesinado en el año 44 a.C. De hecho, según apuntaba el propio escritor griego Plutarco, César fue advertido del peligro, pero lo obvió y el idus de marzo de ese año se tiñó de sangre.
Según el texto de Plutarco, "Lo que es más extraordinario aún es que un vidente le había advertido del grave peligro que le amenazaba en los idus de marzo, y ese día cuando iba al Senado, llamó al vidente y riendo le dijo: “Los idus de marzo ya han llegado”, a lo que el vidente contestó compasivamente: “Sí, pero aún no han acabado”.
Incluso años más tarde el propio Shakespeare haría famosa la frase "¡Cuídate de los idus de marzo!" (Beware of the ides of March!, en su versión anglosajona original) a través de su obra “Julio César” de 1599, en la que recreaba la conspiración que acabó con el asesinato del mandatario.
Este año, esperamos que los Idus de marzo retomen su carga de buenas  noticias.


(De la revista electonica, “Cuentos al Día”)
La conjura de los libreros

*Por Roberto Di Vita


CAPÍTULO 38

(Resistencia de los  libreros ante las multinacionales del libro.)


Resumen: Para luchar contra las multinacionales del negociado editorial, el viejo José librero de alma, junto a sus amigos ponen en funcionamiento El Plan de Operaciones, que consiste en penetrar en la guarida de los agentes Sket y Cía; pantalla de nefastas operaciones, que los resistentes están por descubrir.

Con la ayuda de poetas, escritores, ingenieros, médicos, estudiantes, obreros, artistas, boxeadores, expertos en defensa personal, bohemios, vecinos y otros componentes sociales; el viejo José y todos estos amigos ya están dentro del pantalla edificio comercial de los agentes del terror comercial y humano...

“Hoy en día el capitalismo, para funcionar, debe producir subjetividad, tanto en el trabajo como en el consumo”, le explicaba Silvina a Pablo, que estaba estudiando en la facultad; de allí que estos imperios, primero crean la necesidad de tener mas cosas, la mayoría de las  veces superficiales, el televisor gigante, el coche más veloz para matarse más rápido y las megalibrerias gigantes, eliminando al librero de barrio y por supuesto, crear un lector idiotizado, como lo es hoy en los grandes centros poblados... afirmaba Silvina; mientras Pablo trataba de poner atención, pero vigilaba la puerta de acceso al edificio de los malos..

Con los poetas y los otros, llegaron los vecinos de la librería del viejo José, para ayudar en la búsqueda; estos eran Pepe, Ester y toda la parentela de los Juancitos; Lorefay VII Dan, ya estaba presente; vinieron con Santos el peluquero. El puma Rivero campeón de box, el temario Jacinto Ortiz y por las dudas desde un bar de las inmediaciones, esperaban cinco libreros más con sus respectivos amigos de la causa... (Continuará) Derechos Reservados.


*Escritor
De nuevo a clase


Talleres de Autoestima 2013

La licenciada Sandra Selles inicia los Talleres de Reflexión sobre Autoestima de este año, a partir del 8 de Marzo en homenaje a Clarita Halperin de Kauff.
 
La idea es formar grupos donde cada uno puede proponer su temario de trabajo personal. Los mismos se reúnen una vez por semana desde marzo a diciembre.
 
Horarios: Grupo 1 - Lunes  de 18 a 20hs / Grupo 2 - Martes de 18 a 20hs / Grupo 3 - Jueves de 17 a 19hs / Grupo 4 - Sábados de 10 a 12hs. (Taller sobre Autoestima en la Pareja)
 
Jornadas Mensuales: Primer Sábado de cada mes.
 
Informes:Cel. 15-4163-6192  E-Mail: info@licsandraselles.com.ar
    Http://www.licsandraselles.com.ar/
Leer en la cama


En el siglo XVIII, aunque los dormitorios seguían sin ser espacios totalmente tranquilos, quedarse leyendo en la cama –al menos en París– se había difundido lo bastante como para que san Juan Bautista de La Salle, el filántropo educador francés canonizado en 1900, advirtiera contra los pecaminosos peligros de tan ocioso pasatiempo. “Es totalmente indecente y de mala educación conversar, chismorrear o juguetear en la cama”, escribió en “Las reglas del decoro en la urbanidad cristiana”, obra publicada en 1703. Y agregaba: “no imitéis a ciertas personas que se dedican a la lectura y a otros asuntos; no os quedéis en la cama si no es para dormir; de ese modo vuestra virtud saldrá muy beneficiada”.

El autor de “Los viajes de Gulliver”, Jonathan Swift, aproximadamente en la misma época, sugería irónicamente que los libros leídos en la cama deberían ser aireados: “En el momento en que abra las ventanas para ventilar”, aconseja a la doncella encargada de limpiar el dormitorio de su señora, “deje los libros, u otras cosas, sobre el asiento junto a la ventana, para que también se aireen”.

En Nueva Inglaterra, a mediados del siglo XVIII se suponía que la novísima lámpara Argand había fomentado la costumbre de leer en la cama. “Se comprobó enseguida que las cenas, anteriormente iluminadas con velas, habían perdido la brillantez de otros tiempos”, porque quienes antes sobresalieron en la conversación ahora se retiraban a sus dormitorios para leer.

 
(En “Una historia de la lectura”,  Alberto Manguel, en la Revista electrónica Cuentos al día)
La conjura de los libreros

*Por Roberto Di Vita


CAPÍTULO 37

(Resistencia de los  libreros ante las multinacionales del libro.)


Resumen: El viejo José y sus amigos resisten el criminal embate de las multinacionales del negociado  editorial. Sufrirán represalias y atentados.

“Fue la noche que Pablo y Silvina, estando solos en la librería del viejo José y volaron por los aires... Pero antes, todos los miembros de la resistencia literaria y social, se aprestaban a poner en práctica el Plan de Operaciones de incursión a la guarida de la misteriosa oficina de los Sket y Cía.
Llegaron poco a poco; el primero en entrar al edificio en cuestión fue Pablo, un rato antes que se vaciaran todas las oficinas.
Aprovechó de nuevo  el retiro de la empleada de los pisos superiores y con la misma argucia de la vez anterior penetró y  pudo quedarse en uno de los pasillos oscuros, hasta que todos se fueran del inmueble.
El viejo José, le había provisto de un juego de llaves  para abrir la puerta principal de ese edificio. Unos minutos después de las diez de la noche, Pablo abrió esa puerta de calle y de tanda en tanda entraron los amigos.
Primero lo hizo el  viejo José, con su colega el librero Carlos.
Al rato vino el Nelson, con un compañero cerrajero que resultó de mucha utilidad.
Después entró Silvina y Clara Penisi la abogada, que debía detectar las maniobras ilegales en los archivos de la computadora.
Conjuntamente entró Rosana Rosana, para los primeros auxilios.
Al rato llegaron sigilosamente el gigante David y el ingeniero; expertos en computadoras, con el otro Pablo. Genios en investigar archivos criminales de los malos.
En representación de los poetas se presentaron: Celaya, Luis Calvo, Corti, Pilar Frontera, Holtzer,  González Tuñón; Gladys Cepeda, los hermanos Gómez, Amaranta Guevara, J. Pochet, Víctor Clementi, Gustavo T., Delchis Girotti; René Villar, Susana Rozas, Gustavo R; Marcela Predieri, Juan Goitisolo  y otros.
Del bando de los escritores: Cachito Chavidoni, Roberto Romeo, Marcos Rodrigo Ramos, Rubén Silva, Abelardo Castillo, don Osvaldo Bayer y otros...
En nombre de los vecinos y lectores...  (Continuará) Derechos Reservados.-

*Escritor