jueves, 13 de noviembre de 2008

LA ALDEA PSI
Trastornos de ansiedad

Previo a definir qué es un trastorno de ansiedad, es necesario entender primero de qué estamos hablando cuando decimos “trastorno”. Un trastorno es una alteración de la salud, es la perturbación de la conducta de alguien, hacia la anormalidad.
El término “trastorno de la ansiedad”, es un término relativamente reciente, aunque el “trastorno” como tal, ya había sido descripto por Sigmund Freud.
Su característica fundamental es el padecimiento de crisis de ansiedad intensa, que surge en forma súbita e inesperada, sin motivo aparente ni interno ni externo que justifique su aparición, y que tienden a ser recurrentes, por lo que provocan gran malestar en el sujeto en el momento de padecerlo y, en general, un temor persistente a que vuelvan a repetirse.
Definimos, por lo tanto, a la ansiedad como un estado emocional en que las personas se sienten inquietas, aprensivas o temerosas.
Las respuestas de ansiedad, son adaptativos para la especie humana, son reacciones defensivas e instantáneas ante el peligro como las respuestas, ante situaciones que comprometen la seguridad del sujeto. Lo cual significa que estas respuestas ejercen una función protectora de los seres humanos.
Por lo tanto, la ansiedad es la más común y universal de las emociones que todos experimentamos en mayor o menor medida en la vida cotidiana. Baste recordar la sensación de intranquilidad que se siente en ocasiones ante la situación de incertidumbre. Por ejemplo momentos previos a un examen, o el miedo repentino ante una maniobra brusca de otro conductor cuando se viaja en automóvil.
En circunstancias como éstas, el organismo responde con una serie de cambios, palpitaciones, sensación de nudo en la garganta, algo así como si dentro de nuestro cuerpo se disparase una respuesta de alerta ante una amenaza.
En cambio, la ansiedad se convierte en patológica cuando deja de ser adaptativa, cuando el peligro a responder no es real o cuando su nivel de respuesta o duración es desproporcionada con respecto a la situación objetiva.
Esta reacción emocional ante un peligro o amenaza, se manifiesta mediante un conjunto de respuestas o síntomas corporales, cognitivos o de pensamiento y motores u observables.
Entre ellos podemos nombrar como síntomas cognitivos o de pensamiento: Inseguridad, Miedo o temor, Pensamientos negativos (inferioridad, sentimientos de incapacidad), Dificultad de concentración, Dificultad para tomar decisiones, Sensación de pérdida de control sobre el ambiente externo
Respecto de los síntomas motores: Paralización motora, Hiperactividad, Movimientos torpes y desorganización, Dificultad para la expresión verbal.
Y en cuanto a los síntomas corporales: Palpitaciones, pulso rápido, tensión arterial alta; Sensación de ahogo, respiración rápida, opresión en el pecho; Tensión muscular, dolor de cabeza, fatiga excesiva; Mareos, sequedad en la boca, sudoración excesiva.

Lic. Luciana Azzali
Psicóloga UBA
4757-1396
15-5494-2403

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