jueves, 13 de noviembre de 2008

LA ALDEA COLECCIONABLE
HISTORIA NUESTRA
La Revolución ¿Libertadora?(1955-1958)

La Argentina de 1955 había llegado a la ocupación plena de su mano de obra potencial, proveniente de sectores marginales y había logrado una industrialización que superaba al sector agrícola, en el producto bruto nacional.
Pero este modelo económico peronista comenzó a tener dificultades, porque la industria liviana dependía de materias primas importadas y el sector agrícola sufrío un estancamiento. Cuando el gobierno de Perón quiso revertir ese círculo adoptando medidas más conservadoras, como fomentar al sector agrícola ganadero, modificar en su beneficio los precios, apelar al capital extranjero, fue derribado por la oposición interna, en 1955, a través de un golpe cívico-militar, conocido como la “Revolución Libertadora”.
Este golpe contó con el apoyo de algunos miembros de las Fuerzas Armadas, la Iglesia, la burguesía agraria e industrial y algunos partidos políticos opositores. En general, todos ellos coincidían en caracterizar al régimen peronista como una “dictadura totalitaria”; por eso, se sintieron identificados con el nombre de “Revolución Libertadora” al golpe de Estado que los millitares dieron que quebró el régimen democrático.
El general Eduardo Lonardi asumió como presidente y el almirante Isaac Rojas como vicepresidente. Lonardi representaba al grupo más conciliador, no sólo nombró como asesores a nacionalistas católicos que ya habían acompañado a Perón en su gobierno, sino que buscó llegar a un acuerdo con los sindicatos. Esta blandura no fue bien vista por todos los golpistas y en menos de dos meses Lonardi fue reemplazado por el general Pedro Eugenio Aramburu.
A partir de este desplazamiento, se profundizó la orientación antiperonista, bautizada popularmente como la de los “gorilas” del gobierno de facto.

Represión y resistencia social

El presidente Aramburu dictó varios decretos que tenían como finalidad desintegrar al peronismo. El mismo fue proscripto y se disolvió el Partido, se prohibió el uso de sus símbolos y cánticos, se inhabilitó a todos los dirigentes políticos y gremiales del gobierno de Perón, y muchos de ellos fueron encarcelados. Además, se intervino la CGT, las sedes de los gremios fueron controladas por fuerzas de seguridad y se suspendieron los convenios colectivos de trabajo.
Los sindicatos se organizaron y resistieron. Se realizaban actos relámpago en las calles en los que sólo se cantaba la marcha peronista o se arrojaban volantes. También se organizaron los comandos de la resistencia, que nucleaban a pequeños grupos de activistas en todo el país. Los comandos más audaces comenzaron a organizar sabotajes a la producción y protestas, en las que hacian estallar explosivos de fabricación casera. Etapa conocida luego como la de la “Resistencia Peronista” liderada, entre otros, por John William Cooke.
En este contexto de huelgas, sabotajes y desobediencia cívica contra los militares golpistas, se produjo en junio de 1956, una rebelión armada, en la que participaron algunos militares peronistas y civiles liderados por el general Juan José Valle que intentaron recuperar el poder.
La reacción del gobierno fue demoledora, los líderes de la rebelión fueron asesinados al igual que algunos civiles. Valle lo fue en la penitenciaría de la calle Las Heras y los demás en un basural de José León Suarez en forma clandestina.
Estos fusilamientos pueden considerarse como un antecedente del terrorismo de estado que los gobiernos de facto aplicarían sistemáticamente en nuestro país posteriormente.

Prof. Isabel Rodríguez

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