domingo, 19 de octubre de 2008

LA ALDEA TAPA
¿Quién fue don
Arturo Jauretche?

Arturo Martín Jauretche
Pensador, escritor y político argentino. Popularizó las palabras “cipayo”, “vendepatria” y “oligarca”.(13 de noviembre de 1901 Lincoln,
provincia de Buenos Aires - 25 de mayo de 1974)

Después de pasar su niñez y adolescencia en Lincoln, Arturo Martín Jauretche se trasladó a Buenos Aires. Simpatizó con el nuevo modelo de integración social promovido por la Unión Cívica Radical, afiliándose al partido en el bando de Hipólito Yrigoyen, los llamados “radicales personalistas”. Fue importante en ello la influencia del poeta Homero Manzi, que veía en ese proceso la inserción de las clases trabajadoras.
En 1928, cuando Yrigoyen asumió su segundo mandato tras el interludio del gobierno de Marcelo T. de Alvear, Jauretche fue nombrado funcionario brevemente. Dos años más tarde, el ejército promovería el primer golpe de estado de la época constitucional en Argentina, dando inicio a la llamada “Década Infame”. Jauretche combatió con las armas a los insurrectos, y luego desarrolló una intensa actividad política contra éstos. En 1933, en Corrientes, tomó parte en el alzamiento de los coroneles Roberto Bosch y Gregorio Pomar contra la revolución de 1930.
Tras la derrota del alzamiento, Jauretche fue encarcelado; en prisión escribiría su versión de los episodios en forma de poema gauchesco, al que tituló “El Paso de los Libres”.
FORJA
El conflicto de Jauretche con la línea encabezada por Alvear, no tardó en profundizarse cuando este último decidió en 1934 levantar el abstencionismo en las elecciones. Así, un importante grupo de la izquierda radical decidió formar una agrupación disidente. Junto con Manzi, Luis Dellepiane, Gabriel del Mazo, Scalabrini Ortiz, Manuel Ortíz Pereyra y otros, fundó FORJA (acrónimo de Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), que desarrollaría los lineamientos del nacionalismo democrático, opuesto a la vez al nacionalismo conservador de los sectores reaccionarios y a la política liberal del gobierno de Agustín P. Justo.
Marginados de la esfera política partidaria, los forjistas se expresaron a través de manifestaciones callejeras y publicaciones de edición propia, los conocidos “Cuadernos de FORJA”.
En ellos criticaban las medidas del gobierno, a partir del pacto Roca-Runciman, y argumentaban que el Banco Central había sido fundado para que los hombres del vil metal inglés controlaran el sistema financiero argentino. Uno de sus principios fue el mantenimiento de la neutralidad argentina ante la próxima Segunda Guerra Mundial.
Hacia 1940, Jauretche rompió con Dellepiane y Del Mazo, que se reincorporaron a la UCR. FORJA entonces se radicalizó así, dando lugar a elementos más nacionalistas. Raúl Scalabrini Ortiz se sumó a FORJA y la oposición de los jóvenes al gobierno de Ramón Castillo fue vehemente; aunque se mostró escéptico ante las intenciones de los militares que lo derrocaran.La firme posición de neutralidad frente a la Segunda Guerra hizo que saludara al gobierno de Pedro Pablo Ramírez con simpatía, y cuando el Grupo de Oficiales Unidos (GOU) derrocó a Ramírez a su vez por romper con el Eje Roma-Berlín-Tokio, se mostró próximo al ascendente coronel Juan Domingo Perón.
El gobierno de Perón
Aunque siempre crítico, adhirió al peronismo desde el 17 de octubre de 1945, apoyado por Domingo Mercante, gobernador de Buenos Aires, y próximo al programa económico de Miguel Miranda, que promovía un proyecto de industrialización acelerada fomentado por el Estado. Fue nombrado presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires en 1946, cargo que ocuparía hasta 1951, desarrollando una política crediticia generosa con los proyectos de industrialización.
La oposición a Aramburu y el exilio
Jauretche vuelve aparecer públicamente en 1955 tras el derrocamiento de Perón por la Revolución Libertadora. Fundó el periódico “El Líder” y el semanario “El ’45” para defender lo que consideraba los 10 años de gobierno popular, criticando duramente al régimen de facto. En 1956 publica “El Plan Prebisch: retorno al coloniaje”, refutando el informe del economista de la CEPAL adscripto al gobierno de Aramburu y su dureza opositora le vale el exilio en Montevideo.
Desde Uruguay publicará en 1957 “Los profetas del odio”, un polémico estudio sobre las relaciones de clase en Argentina a partir del ascenso del peronismo, donde criticará a Ezequiel Martínez Estrada, autor de análisis bio-sociológicos en su premiada “Radiografía de la pampa” de la década del ‘30,en la línea del “Facundo” sarmientino, así como “¿Qué es esto?” un análisis demoledor del peronismo, instigador, según Estrada de las “bajas pasiones populares”, la venalidad y la “pornocracia”. Jaureteche interpretó estas alusiones como prejuicios de la clase media intelectual irritada por la irrupción de actores novedosos en un ambiente político, y como una “miopía” que pondrá en cuestión en sus obras.
Lo que movilizó las masas hacia Perón no fue el resentimiento, fue la esperanza. –le dice en una amistosa carta al entonces científico y luego escritor Ernesto Sábato. Recuerde usted aquellas multitudes de octubre del ’45, dueñas de la ciudad durante dos días, que no rompieron una vidriera y cuyo mayor crimen fue lavarse los pies en la Plaza de Mayo, provocando la indignación de la señora de Oyuela, rodeada de artefactos sanitarios. Recuerde esas multitudes, aún en circunstancias trágicas y las recordará siempre cantando en coro, cosa absolutamente inusitada entre nosotros, y tan cantores todavía, que les han tenido que prohibir el canto por decreto-ley. No eran resentidos. Eran criollos alegres porque podían tirar las alpargatas para comprar zapatos y hasta libros, discos fonográficos, veranear, concurrir a los restaurantes, tener seguro el pan y el techo y asomar siquiera a formas de vida ‘occidentales’ que hasta entonces les habían sido negadas”.

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