viernes, 23 de diciembre de 2011

Bicicleta

Por placer, para estar en forma,
para mejorar la musculatura y la
capacidad aeróbica, para hacer amigos,
por la salud al fin, el verano se presta para
andar de paseo o practicar ciclismo como deporte.
La bici nos convoca por una vida mejor.


“Los que andan en bicicleta con regularidad ahorran en visitas al médico", dice el Dr. Proböse, presidente del Centro de Salud de la Universidad Alemana del Deporte, y agrega: “muchas personas que sufren molestias típicas como el dolor de espalda, tienen sobrepeso o adquieren enfermedades cardiovasculares, podrían gozar de muchos años de buena salud si se decidieran a usar más la bicicleta".
Y una gran noticia para los que piensan que "ya están mayores": aunque no se empiece a hacer ejercicio regularmente hasta una edad avanzada los resultados siempre son palpables.

¿Qué hace la bici por tu salud? El riesgo de infarto se reducirá un 50%. Con el ejercicio del pedaleo el ritmo cardiaco máximo aumenta y la presión arterial disminuye: el corazón trabaja economizando.

Reduce el colesterol “malo” LDL (con lo que los vasos sanguíneos tendrán muchas menos posibilidades de calcificarse, y a la vez aumentará el HDL o colesterol "bueno"). Los vasos sanguíneos se conservan flexibles y saludables cuando tus piernas se mueven cada día.
Para la máxima eficiencia del ejercicio es recomendable hacerlo con intervalos, con cambios de ritmo frecuentes. Es el tipo de entrenamiento que más rápido hace mejorar.
Calentar a ritmo suave, con una cadencia de pedaleo alta, alcanza el propio ritmo de rodaje y luego intercalar, cada 15 minutos, aumentos de intensidad de 3 a 4 minutos de duración en los que la respiración se agite considerablemente (80 al 85% de tus pulsaciones máximas).

La espalda. Es fundamental reforzar la musculatura abdominal cuando se trabaja la espalda. Cuando se adopta la postura óptima en el sillín, con el torso ligeramente inclinado adelante, la musculatura de la espalda está bajo tensión y se ve obligada a estabilizar el tronco. Muchos dolores de espalda provienen de la inactividad, que hace que se reduzca la nutrición de los discos intervertebrales y de esta forma van perdiendo su capacidad de amortiguar los impactos.

Los movimientos regulares de las piernas fortalecen la zona lumbar y previenen la aparición de hernias discales, al mantener la columna protegida de vibraciones y golpes. El ciclismo estimula los pequeños músculos de las vértebras dorsales, que cuesta mucho hacer trabajar con cualquier otro deporte.


Las articulaciones. En la bicicleta ni las articulaciones ni los cartílagos soportan cargas elevadas. A diferencia de las actividades en las que hay golpeteo, como los saltos o la carrera a pie. Con la bicicleta las rodillas funcionan protegidas, ya que del 70 al 80% del peso del cuerpo gravita sobre el asiento.

Ahuyenta infecciones y aleja el cáncer. Cada vez que se monta en bicicleta se da impulso a la potencia del sistema inmunológico. Las células "comebacterias" del cuerpo, los fagocitos, se movilizan de forma inmediata gracias al pedaleo para aniquilar bacterias y células cancerígenas.
El Dr. Froböse destaca cómo la bicicleta para personas que padecen esta enfermedad es buena: "es como si las células que se encargan de la defensa del cuerpo, que estaban dormidas, despertaran mediante el pedaleo de un prolongado letargo".
Los esfuerzos moderados refuerzan el sistema inmune, mientras que los de intensidad máxima lo debilitan.

Dejar un poco de lado las preocupaciones. El cerebro se oxigena más y te permite pensar con más facilidad. Tu cuerpo segrega hormonas que te hacen sentir mejor y que pueden hasta llegar a ser adictivas, una sana adicción en todo caso. Pedalear es uno de los mejores antidepresivos naturales que existen.

Las endorfinas, “hormonas de la felicidad”, se generan con el ejercicio físico, de forma más notable cuando se está más de una hora sobre la bicicleta.

Los beneficios de la bicicleta se aprecian en la primera media hora de pedaleo. Lo ideal es encontrar al menos tres huecos por semana para pedalear de 45 a 60 minutos, o "montar tan a menudo como se pueda". Cuanto más tiempo uno se dedica a la bicicleta, más ventajas se van acumulando.

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