viernes, 23 de diciembre de 2011

¿Profundización o “paz
y administración”?



El 10 de diciembre pasado, Cristina Fernández de Kirchner reasumió el cargo de presidenta de la Nación Argentina por un segundo mandato. Ante el histórico hecho, junto con el aniversario de 28 años de democracia en la Argentina, las expectativas, dudas, miedos, alegrías, emociones, esperanzas y hasta rechazos, otra vez, se ponen en juego.
Tras la emotiva asunción y fiesta popular en la Plaza de Mayo, ahora se abren los interrogantes acerca de si el rumbo iniciado en 2003 por su extinto marido, el Dr. Néstor Kirchner, seguirá profundizándose o sólo será un período como dicen algunos recordando el modo de gobierno del general Roca de “paz y administración”.
En tono parecido, aunque en otro sentido, el sociólogo y politólogo Ernesto Laclau señalaba en una charla que dio en la Universidad de Tres de Febrero hace un par de meses: “el gobierno kirchnerista, como siempre lo fue el peronismo en general, se debate pendularmente entre su signo populista e institucionalista, algo que busca conseguir en sus administraciones, sin por ello configurar una política estrictamente conservadora”.
Cierto es que el actual gobierno sin ser revolucionario en lo que a definiciones tradicionales se refiere, ha revolucionado situaciones, estructuras de décadas, se ha enfrentado a ciertos sectores monopólicos, ha transferido recursos de los privados hacia el Estado en favor de los sectores más humildes, así como asumió la lucha por los Derechos Humanos como propia, y, singularmente, ha recuperado el interés por la política, en especial de sectores de la juventud. Igual falta, claro.
La estructura estatal, el mismo Estado administrado por el gobierno, tras décadas de achicamiento, desarticulación, vaciamiento, inercia e ineficiencia, es un paquete que hay que seguir moviendo con audacia, inteligencia y esfuerzo.
Los antiguos y los nuevos agentes incorporados deberían ser impelidos para que los modos de gestionar sean vez más activos y eficaces en favor de quienes con su peculio sostienen el “aparato” estatal. Cosa nada fácil cuando la cultura de la comodidad y el conformismo de algunos con lo ya logrado, algo que no es el final y no el comienzo de un camino aún a recorrer no sin escollos.
“Sintonía fina” le llama la presidenta al reclamo que le hace a empresarios y trabajadores para mejorar sus aportes al modelo. El concepto se podría aplicar a los agentes estatales, ahora que una parte de la nueva militancia ocupa puestos clave, donde se verá, realmente, si quiere, puede y sabe ir en ese sentido profundizador.
Mientras, un fin de año auspicioso y tranquilo no evita mirar de reojo la crisis financiera internacional y cómo impactará, si impacta, en estas tierras. ¡¡Felices fiestas y feliz 2012!!

El Editor.

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