martes, 16 de noviembre de 2010

Sanata y clarificación

Sí, claro que el periodista Jorge Lanata tiene varios fundamentos para haber cambiado, quizás, su mirada acerca del pasado y el presente: su propio narcisismo y egolatría, y una coherencia a toda prueba.

¿Coherencia? Sí, coherencia, pero no la del sostén discursivo, sino relacionada con su propio negocio: mantenerse, venderse, saber hacerlo, convencer por un ratito aunque sea de que lo que dice es LA verdad.

¿Y cuál es la coherencia? Ser opositor a TODOS los gobiernos, porque si no, sabido es, el periodismo no vende. ¿Y qué sucede cuando se dice ser "progre" y el gobierno de turno, no sin limitaciones, tiene visos de progresista? ¿Se juega al oficialismo? No, nunca, ya no es negocio así.

Entonces, en este caso la coherencia obliga a modificar el discurso: negocios son negocios, y cuando se trata de vender espectáculo, “noticias”, la verdad es apenas un detalle.
Entonces el señor Jorge Lanata cambia la óptica, y dice: "ahora me pongo del lado de los débiles, mientras su iniciado Tenenbaum le sopla bajito "Clarín" (ni él ni su iniciado se creen eso, pero, lo dicen). Espectacular fundamento, la debilidad (?) del monopolio. El diario que maneja con hegemonía casi total, por décadas, el pensamiento y la cultura informativa (o desinformativa) del argentino promedio, es débil. ¿Y las pruebas de esto?

En realidad el discurso del periodista showman es encubridor, no defiende al “débil”, si no que es “argumento” para sostener lo suyo. Todo bien. Para ello apela a ideas de la derecha, o a donde sea, no importa, mientras pueda seguir vendiendo y vendiéndose, en varios sentidos. Y lo hace, sin vueltas. Total, ¿qué mas da? Si ya quebró una empresa (Crítica de la Argentina) dejando en la calle a unos 200 laburantes, ya pasó el Rubicón, ya está, va por todo, incluida su degradación. Piensa: "a estos boludos los desintegro y encima les sigo sacando guita, porque por un tiempo van a hablar de mí (paradoja).

El tema es que muchos que creyeron en él se han desilusionado. Son personas con cierta integridad que se hartan de escuchar tanta estupidez, y les duele, claro, porque lo recuerdan de antes, de hace apenas dos años atrás. Pero, la realidad no es lo queremos que sea, es lo que es.
¿Y de los hechos concretos dice algo el señor de teatro de revistas? Hoy, ahora, no dice nada, sólo hace ejercicio erístico. ¿Y de sus glorias pasadas? Sí, las utiliza, apenas para sostener lo improbado de ahora. Queda como parte de su cháchara vacua discursiva presente. Un tropo, un mohín.

Se comenta que el señor asustasuegras de los 90 pasaría a trabajar al diario que siente “débil”. Si ocurre, ahí estaría el fundamento final con moño de regalo del periodista "independiente" (¿de qué?) que supo hacer lo que tenía que hacer para mantener su capital no precisamente simbólico. Salvo ese irreverente"boludo" como latiguillo repetitivo hasta el hartazgo mirando a la cámara como muchacho piola de barrio que le explica a los "boludos" dónde está la posta.

Charly García lo vio hace ya bastante tiempo, cuando una vez fue a uno de sus programas y le espetó sin anestesia como el loco que ve más allá de lo que muchos vemos: "vos sos un pelotudo", le dijo. Charly no adivinó, vio en ese presente el actual. R.S.

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