sábado, 23 de julio de 2011

Elecciones
cerquita


Cuando esta revista salga a la distribución, a fines de julio, o cuando caiga a manos de un lector, las elecciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ya habrán sido. A partir del primer resultado donde Mauricio Macri llegó a un 47% de los votos y Daniel Filmus al 27,8%, las evaluaciones de los posibles resultados abren por lo menos un interrogante fuerte: ¿de este resultado depende la elección nacional de octubre? La respuesta generalizada es un rotundo “no”. Más tomando en cuenta que se da la casi desaparición de la Coalición Cívica, la ratificación de la inexistencia del radicalismo (buena parte de sus seguidores votaron al PRO), la no aparición del duhaldismo y la fuerte caída de Proyecto Sur respecto de su desempeño en las legislativas de 2009. Como dato interesante está el que muchos que optaron, en primera vuelta por el PRO, también ya decidieron su voto en octubre por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
Los logros del gobierno, aun en el balance por cosas que faltan, juegan a favor de estas decisiones. Desde lo económico, un informe de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) aparecido hace unos días, da cuenta de que el crecimiento para este año 2011 para nuestro país, ronda el 8,3% contra un 4,8% que había vaticinado en diciembre pasado, ubicandose levemente en segundo puesto en relación a Panamá (8,5%), siguiendo en estos datos Haití (8%), Perú (7,1%), Uruguay (6,8%), Ecuador (6,4%) y Chile (6,3%) .
No es menor, además de estos datos el nivel de conflictividad que afecta a algunos de estos países donde el índice Gini es sustancialmente mayor que en la Argentina, aunque ésta no llegue a niveles satisfactorios para todos.
El Coeficiente de Gini es una medida de la desigualdad ideada por el estadístico italiano Corrado Gini. Se lo utiliza para medir la desigualdad en los ingresos y cualquier forma de distribución desigual. Este coeficiente es un número entre 0 y 1, donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y los demás ninguno). El índice de Gini es el coeficiente ddel mismo expresado en porcentaje.
En 2003, el índice de Argentina se situaba 53,4, en 2007 el 48.3 (http://es.wikipedia.org/wiki/Coeficiente_de_Gini) y en 2010 este índice bajó a 39, lo cual supone una menor desigualdad social.
Este crecimiento de la igualdad, además de cómo beneficia electoralmente a todos los oficialismos de cada lugar, porque buena parte del electorado no diferencia de quién depende esta mejora, si del gobierno local o nacional. Si se le suma las preferencias históricas, cierta despolitización de sectores perciben la realidad en rémora de la cultura de los ’90, ello va determinando los resultados electorales del presente.
En términos filosóficos simplificados, la puja en CABA parece ser entre un pragmatismo de mercado ineficiente, de exclusión social ascendente, disfrazado de “nueva política”(no por nada la Capital Federal sigue teniendo la misma cantidad de población que en los años 40), y una línea que apunta a los principios de solidaridad e integración social.
Un cinturón productivo creciente con una visión más nacional del proceso, el Gran Buenos Aires, aún en su diversidad más diversa, rodea a una ciudad que, de tan autónoma que pretende ser, hay una historia en ello, tiene una mirada notablemente ombliguista de lo que le sucede al otro y al conjunto nacional. Pero, sabido es, nada es eterno, aunque dure cuatro años más. R.S.

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