lunes, 15 de febrero de 2010

LA ALDEA PANORÁMICA
“Todo mal”

La sensación térmica es un dato relativo a cómo la temperatura ambiente lo siente cada uno. Si de padece el calor, por ejemplo, y muchos, si escuchan un dato de sensación térmica superior al ambiente, y se lo creen, probablemente sientan mucho más calor. Según algunos especialistas, es tan difícil de determinar este dato como una generalidad que su valor es muy relativo.
Algo así pasa hoy en la Argentina. Para unos la situación actual es un infierno, mientras que para otros, ese infierno, lo pasan en algún lugar de veraneo.

Los índices diversos de la economía mejoran o se sostienen, y no sólo porque el cuestionado organismo oficial diga eso. Sin embargo, los medios monopólicos crean todo el tiempo una sensación de agobio.
Ciertamente el aumento del precio de la carne, de la que el gobierno no es el origen, pero sí podría intervenir, pone mal a millones de consumidores, sobre todo a los más humildes.

También, el último sainete protagonizado en enero pasado por el “chicago” o “golden” boy Redrado dio para mostrar la ahora inusitada defensa del interés por “los ahorros” de los argentinos que tiene el establishment. ¿Los ahorros, la estabilidad de la moneda o su interés por volver lo más pronto posible al poder antes que se cumpla el “desatino” del gobierno de querer pagar algo de la deuda para que no nos cobren luego 10 veces más tasa de interés al pedir préstamo que cubra presupuesto? Claro, ellos vienen por el bendito “ajuste”.

Asimismo, pagar deudas espurias nunca fue ni es simpático. Pero no es éste el desvelo de los señores del dinero. Esto desvela a cierta centro izquierda que ahora se “desayuna” un tanto sobreactuadamente aunque lamentablemente lo hace en el coro “institucionalista” de la derecha, dándose cuenta o no.

Claro que lo correcto es no pagar lo que no debemos y que se generó o se infló tramposamente, pero la pregunta ahora es: si el ladrón te apunta con un revólver para robarte, ¿no negociás, mientras pedís ayuda o juntás fuerzas para impedir el atraco?

Pero bueno, igual, se sigue intentando instalar en una minoría social acorralada y temerosa que está “todo mal”. Los índices de desocupación han bajado, millones se van de vacaciones, millones de amas de casa tienen una jubilación que en su vida hubieran soñado, hay tarifas subsidiadas, millones reciben una asignación universal por hijo, aunque, ciertamente, hay mucho empleo precario aún, sin embargo... “todo mal”.

Claramente, haber tocado ciertos intereses, como el negocio de las AFJP, el del fútbol o la Ley de Medios, ahora en suspenso y reclamada por el oficialismo, hace que los “perjudicados” no se queden quietos por este atrevimiento oficial.

La oposición, mientras, se divide todo el tiempo y no encuentra un líder acorde para 2011 y al gobierno, como que por momentos, le faltan cinco para el peso para afirmar con más contundencia el rumbo de un desarrollo independiente.

Sí, sí, los negocios de la compra de dólares por parte de los que tienen. Esto también es un tema. Pero, ¿el capitalismo acaso no son negocios puros e impuros? Dicho esto no para justificar actos reñidos con la ética no capitalista. Precisamente, los que gritan contra esto porque no resulta correcto hacerlo desde el poder ¡¡son los que más dólares han comprado y fugado hacia el exterior!! Datos en internet sobran, sólo hay que poner el buscador del Google.

Está bien, la “libertad” de prensa (de empresa en realidad) hace que los (in)comunicadores de adentro y de afuera ataquen a los personajes centrales, la presidenta y sus ministros, más no a sus ideas y proyectos. La idea es denigrarla e invisibilizarla lo más posible, como sentencia el periodista Ignacio Ramonet en relación a cómo se censura y se manipula hoy día desde los grandes medios aún en democracia.
La cuestión es producir el “impacto” sobre la audiencia, y tras el golpe, insitir, insistir, insistir hasta el cansancio hasta “convencer” de que la “realidad” no es lo que es, si no lo que se muestra en las pantallas con el mensaje monocolor absoluto.

Por ejemplo, canal 13 el pasado lunes 8 tituló sobre la operación de carótidas del ex presidente Kirchner: “La enfermedad del poder” (les faltó decir “viva el cáncer”, como cuando algún fanático desaforado antiperonista pintó en una pared en 1952 ese textro deleznable ante la enfermedad de Evita). En el noticiero comentado, un serio doctor periodista Nelson Castro daba “explicaciones” sobre esta “enfermedad”, el probable ACV de Kirchner, citando inclusive al gran Hemingway, mientras el señor Van Der Kooy y la señora Santillán asentían con cara de Biasatti. Le salió mal, Kirchner no tuvo ACV.

Lógicamente, el odio porque la presidenta puso en el tapete la denuncia de un ex socio del pulpo mediático por la evasión no clara de 300 millones de dólares, así como la investigación sobre el origen supuestamente no legítimo ni legal de los hijos adoptados por la señora Ernestina Herrero de Noble en la última dictadura, debían tener una respuesta acorde a su poder casi omnímodo.
La “crispación” atribuida por estos medios al oficialismo no siempre es producto de la descripción de un ente impoluto, si no de un deseo y quizá una proyección de su propia crispación por sus intereses afectados.

Mientras tanto, se siguen perfilando otra vez por lo menos dos grandes sectores en pugna para 2011.
Por un lado, los que quieren, o hacen creer que es necesario volver a un pasado neoliberal sepultado por la misma situación internacional de crisis de mercados con ajustes perpetuos.
Por el otro, quienes creen que este rumbo hay profundizarlo, y que el Estado debe intervenir cada vez más en la economía para repartir mejor la riqueza e incentivar las inversiones productivas, que respalde un modelo de independencia y soberanía ante la crisis mundial y relacionada con el proceso que vive Latinoamérica. R.S.

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