martes, 17 de febrero de 2009

LA ALDEA DE LA RECETA CUENTO
La otra

Siempre la acompañaba hasta llegar al límite. Ella lo cruzaba y él quedaba paralizado.
En esos viajes nunca se hablaban. No era necesario. No había nada para decir que no estuviera dicho. Enloquecía buscando su ubicuidad; sentía que sin Ella no era nadie.
Jazmín, así la llamaba, era una mujer atractiva. Tenía la piel clara y se esmeraba en preservarla. No dejaba que el sol la rozara por miedo a sentirla dañada. A pesar del esfuerzo no lograba la textura deseada. Los ojos claros y brillantes, eran custodiados por tupidas pestañas postizas. Siempre cubría la cara con crema facial de un rosado tenue, y los pómulos eran acentuados con pinceladas de rubor. Los labios sólo los iluminaba con brillos. Nunca le preguntó porqué no los coloreaba. --Ella tendrá sus razones- decía.
Los hombros anchos no quebraban la armonía de su cuerpo alto y delgado. La cintura tenía casi el diámetro de sus angostas caderas. Las piernas largas y firmes vivían enfundadas en medias de red negras; tan negras como los zapatos de tacones altos que siempre calzaba.
Llevaba el cabello corto y enrulado. Era de color castaño rojizo. El adoraba las cabelleras rubias. Nunca se animó a pedirle que cambiara el color.
Solía vestirse con polleras acampanadas. Las blusas bien ajustadas, eran la estrategia para realzar sus pechos.
La veía transgresora y atractiva, y le encantaba formar parte de ese mundo de tanto glamour.
El sabía que vivía una mentira; lo sabía muy bien. Este ir y venir era incongruente. Debía resolver el enigma que creía insondable. Tenía conciencia, que elegir ser libre podía doler y mucho; pero mucho más le dolía, la impavidez de su cobardía.
–Tan sólo debo dejarla ir–, se dijo.
Un atardecer volvió del trabajo resuelto a sepultar la angustia. Como era habitual se duchó. Envuelto en la toalla se tiró en la cama. Su cabeza era un torbellino. Cuando logró acomodar las piezas respiró hondo, y lloró hasta quedar sin lágrimas.
Se puso de pie. Del ropero sacó la caja de madera pintada de azul. Esta vez no iba a reprimir el impulso de quitar la tapa. Con cuidado corrió las trabas. Estiró sobre la cama, prenda por prenda.
Comenzó por cubrir las piernas con las medias negras, y sin premura completó su atavío.
El espejo reflejaba su imagen. Se acomodó los rulos rebeldes que caían sobre la frente. Calzó los zapatos negros de tacones altos, y salió a la calle.

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Receta
Cazuelita de ternera al champiñón

Ingredientes: 600 grs. de carne de ternera para milanesas cortada en bastones chicos / 2 cdas. de vinagre de manzanas / sal, pimienta / 100 grs. de harina / 1 pocillo aceite / 1 cebolla picada / 1 tomate grande o dos chicos pelados y picados / 20 grs. de pepinillos en vinagre / 1 limón (jugo) / 50 grs. de manteca / 1 paquete hongos secos (hidratados toda la noche) / 200 grs. de champiñones cortados en láminas / ½ vaso de vino blanco / 1 ramita de romero

Preparación: Salpimentar los bastones de carne, rociarlos con el vinagre, pasarlos por la harina y saltearlos en el aceite caliente. Retirar la carne, escurrir el aceite e incorporar la manteca, la cebolla y el tomate. Cocinar unos 20 minutos y agregar los demás ingredientes menos los champiñones que deben ser pasados por el jugo de limón antes de incorporarlos.
Cocinar unos minutos más a fuego lento y servir espolvoreando con perejil picado.


Marta Rodríguez
05-02-2009

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