lunes, 11 de agosto de 2008

LA ALDEA DE LAS CURIOSIDADES
Mi gato negro

En Egipto el gato estaba considerado como la reencarnación de los dioses en el trance de comunicarse con los hombres y manifestarles su voluntad. Los gatos también eran momificados y todo aquel que se atrevía a matar un gato era acreedor de la pena de muerte.
En el siglo XII la Iglesia comenzó una persecución a los gatos, a los que consideraba símbolo del diablo y cuerpo metamórfico de las brujas. Se alentó tal persecución que llegó a convertirse en espectáculo la quema de estos animales en las hogueras la noche de San Juan.
Se reivindicó la existencia de los gatos a partir del XVII debido a su habilidad para la caza de ratas, causantes de temibles y desoladoras plagas. Durante el siglo siguiente recuperó su prestigio y por su belleza sirvió como modelo para múltiples cuadros y esculturas.
La dualidad del gato como símbolo de la divinidad y de la representación demoníaca dio lugar a que en las supersticiones relacionadas con él se le considere representante de la mala o la buena suerte, según las circunstancias o lugar en que naciesen.
Se dice que el gato negro es vaticinio nefasto si se cruza en el camino de una persona de derecha a izquierda. Así como que pierde este carácter maléfico si tiene un lunar blanco en alguna parte del cuerpo.En Europa y Estados Unidos se considera que un gato negro trae buena suerte si camina hacia ti, pero si se aleja se lleva la suerte consigo.
Desde tiempos lejanos las madres deben tener los gatos alejados de los bebés porque se creía que “sorben el aliento” de los niños, como los vampiros. Dado el miedo a las fuerzas tenebrosas, este gesto parecería un intento de sorber el alma del niño, poniendo en peligro su vida.
(“En www.cuentosaldia.com, página revista virtual de los cuentacuentos Marta Lorente y José Campanari)

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