sábado, 8 de marzo de 2008


LA ALDEA PANORÁMICA

¿Cómo vamos?


Las opiniones están divididas, cuando hay. Unos dicen que el gobierno va bien, que hay más trabajo que hace unos años, que las cuentas están bien administradas, hay créditos para las pymes, que a pesar de todo la economía crece, que hay mucho dinero en el Banco Central por si llegara una crisis regional o mundial (ya EE.UU. está en plena crisis, el barril de petróleo no para de subir su precio, la recesión llega a Europa con fuerza, y por ahora, el precio de la soja sigue firme). Muchos piqueteros oficialistas (suena extraño decirlo así) fueron a agradecer a la señora Cristina sus acciones y pensamientos plasmados en el discurso inaugural de las sesiones legislativas (más parecido a un discurso de campaña que a un inicio de labores parlamentarias) el pasado 1ro. de marzo.

Por otro lado, las críticas no son pocas. Que este gobierno no tiene rumbo, no tiene destino, que apenas administra una crisis que no termina, que el poco empleo que aparece es en negro y con pagos mínimos (buena parte de la economía está en negro), que la legislación laboral, si existe para los que trabajan y trabajan en blanco, se cumplen si Dios quiere; que todo está basado en la exportación de soja, que si los movimientos de capitales hacen un guiño, de nuevo la huida de éstos es cuestión de poco tiempo, que si bien se discursea lindo (la señora Cristina hizo un destacado alegato contra la unipolaridad en el foro de Río) y a favor de la escuela y la escuela pública, en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, cada vez llega menos presupuesto; que los salarios no suben al compás de la inflación, y que el ajuste a los jubilados es una lágrima (15% en dos veces). Que cuando doña Rosa va al supermercado todos los días todo aumenta algo: los impuestos, las cuotas de los colegios privados, los servicios, la papa, la carne, la verdura y que a fin de mes esto se nota y que para comprar lo mismo hace falta cada vez más dinero que no entra... entonces se compra menos o de menor calidad.

También los críticos dicen que el gobierno mantiene negocios importantes con grupos que siguen haciendo su agosto y que la distribución del ingreso, tipo africana, no se mueve. Ni hablemos de la inseguridad, mucho bla bla pero en los hechos no se mejora. ¿Entonces?

Quizá el lector de estas líneas si mira la realidad propia y cada tanto lee los diarios pueda sacar una conclusión acerca de si esto va mejor o peor, si “estamos mal pero vamos bien” como supo decir un ex presidente, o si estamos bien pero vamos a un abismo.Desde este editorial panorámico, la percepción se acerca a que lo segundo está más cercano a la realidad, lo cual no obsta para soplar la poca o mucha esperanza que los gobiernos, sea cual fuere, generan en el pueblo cuando asume. ¿Pero hay nuevo gobierno?

La política y la política económica sigue idéntica: acumulación de capitales, muchos negocios para unos pocos, mucha desocupación encubierta por laburo precario y subsidios míseros y bastante glamour al momento de subir al escenario.

La indiferencia social, salvo cuando todo se inunda o se corta la luz o el agua, y algo cuando suben los impuestos, o cuando se cometen delitos atroces, sigue incólume. Han sido años donde el hacer ciudadano fue arrasado por el “no te metás” y las místicas desaparecieron al compás del genocidio humano, cultural, social, económico. Consecuentemente, no hay oposición política con fuerza salvo los pocos espacios que enarbolan algunos periodistas o los docentes que hacen sentir su voz en diferentes espacios.

Siempre que algún espacio queda vacante, algo o alguien lo va a ocupar, aunque sea alquilado. Y no hablamos de cocheras, que están cada vez más caras y los pobres automovilistas ya no saben qué hacer por las noches. R.S.

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