sábado, 8 de marzo de 2008


LA ALDEA INSÓLITA


¿Qué ves cuando me ves?

Debate sobre el debate


En estas breves líneas intentaremos indagar acerca de la concepción del Otro, entendiendo a ese Otro como los jóvenes.
Disertantes, concepciones enfrentadas, ¿Cómo logran objetivar a ese Otro (jóvenes)? ¿Cuáles son los ítems más álgidos de su debate?
No pretendemos realizar un análisis extenso y tedioso, sino obturar en la cosmovisión de estos dos académicos acerca de ¿Qué es la juventud? ¿Y los jóvenes? ¿Hay realmente una categoría a la cual podemos denominar jóvenes? Por el momento, tenemos más dudas que certezas.
Te invitamos a este juego con una pauta matriz abarcadora: de quién hablamos cuando mencionamos a los jóvenes. Ahora y sólo ahora, deseamos clemencia
O mejor dicho, ¿nos ayudás a reflexionar?, junto a ellos, con ellos y a través de sus posturas. Vamos a hacer mapa(1) sobre este territorio denominado jóvenes.
¡Dale, anímate! Acércate al fogón de la conversación; transfórmate en la voz cantante de tu propia realidad…
Ha llegado la hora señalada, los dos licenciados, ocupan sus asientos dispuestos de tal forma que puedan ser observados con atención por los espectadores presentes. El ambiente está demasiado hostil, una tensa calma gobierna la sala, un muchacho de aproximadamente unos veinte años, exclama enardecido, “¡hagan silencio!, che”.
Por lo observado, aquí la ley anti tabaco está marginada. La adicción parece haber ganado una nueva partida.
Luego de arreglar algunos defasajes con respecto al audio en la sala, una persona que oficia como presentador autoproclamado, da curso dicho debate: “En primera instancia quiero agradecer la visita de hoy, nos enorgullece contar con su presencia, enaltecen esta casa de estudios. Gracias, licenciados Páez y Napolitano. El eje disparador que nos convoca, es: ‘los jóvenes, el Otro en relación con los demás’ ”.
La conferencia empieza a cobrar vida. Uno de ellos, Lic. Páez, Diego, comienza su exposición: “¿A quienes llamamos jóvenes? o, ¿Qué es la juventud? Es conveniente en este primer acercamiento, hacer referencia a las distintas miradas, posiciones o argumentaciones que se dan en torno a los conceptos de ‘jóvenes’ y ‘juventud’. Generalmente, se tiende a homogeneizar al sector ‘juventud’. Aquí cabe destacar la importancia de construir o vislumbrar la cuestión del Otro y la alteridad, desterrando la filosofía, si se quiere, de la diferencia. Es decir, garantizar el estatuto del Otro. No sería más que la nominación del Otro, como una identidad diferente y diversa a la mía. Convirtiéndose esta diferencia, en un infeliz estigma. ¿Por qué no repensar al ‘Otro’, a partir de la excepcionalidad del ‘Otro’, y no su diferencia? El Otro, más que constituirse en mi diferencia, es mi excepción. Mi primera excepción. La importancia sustancial que adquiere el rostro en el primer contacto con el Otro, convirtiéndose el rostro en nuestra ventana visible para con el mundo, entendiendo tal relación como vinculo social por excelencia. “El rostro(2) del otro me intimida al amor o por lo menos, me prohíbe la indiferencia respecto de él. Por supuesto, puedo volverle la espalda, puedo desobedecer o revelarme contra su conminación, pero nunca estará dentro de mí poder no oírlo”(3).
Toma la palabra, Lic. Napolitano, Norberto(4): “Creo que pensar en los jóvenes corresponde, sin querer hacer de ellos una bolsa de gatos donde todo da lo mismo, a una totalidad, ya que tenemos diversos agentes sociales en su etapa germinal, en busca de una identidad propia que los constituya como hombres y mujeres. A partir de allí, no creo pertinente que se entienda a la juventud como un boceto de la vida adulta. Sino que, ese Otro, joven, se mimetiza y busca patrones de referencias dentro de su colectivo social. Por lo tanto sumergirse en la categoría de ‘excepcionalidad’ del Otro, terminaría llevándonos por carriles erróneos. Asimismo convertir a la categoría de ‘jóvenes’ en una verdadera quimera religiosa”.
De inmediato, contesta el Lic. Páez: “Disiento con mi colega. El joven puede resignar a todo, pero menos a su concepción de SER. Es decir, la presencia del Otro, me libera de las cadenas que me atan al YO, del peso de la propia existencia. ‘Uno puede hacer huelga en cualquier actividad, menos en SER’5; ‘El hombre esta encajado en el SER’(6). Teniendo en cuenta que el encuentro inicial es ético, el rostro del otro me prohíbe la indiferencia con respecto a él. Existe en la sociedad el mito de identificar a los jóvenes con alguno de ellos, un especie de juventud homogénea o también el mito de la igualdad de oportunidades con que cierto discurso intenta unificar la condición para todo aspirante a participar plenamente de la vida colectiva, aunque provenga de mundo sociales extremadamente diversos. Así, todo joven se encontraría en igualdad de oportunidades para recibir conocimientos e incorporar las aptitudes que lo transformarán y lo formarán como ciudadano. Por último, para cerrar mi breve pero consistente disertación, homogeneizar a los distintos grupos juveniles sobre la base de una pertenencia generacional, suele ser una falacia analítica habitual. Considerar la dimensión etárea como un dato explicativo de percepciones y prácticas regulares, se termina pergeñando como un obstáculo epistemológico que impide comprender la influencia de otros factores que en ocasiones posee mayor relevancia que la tenencia de una edad determinada”.
Sin demorar un instante, luego de encender un cigarrillo negro, para amainar su voz un tanto ronca, el Lic. Napolitano, dice: “creo que es demasiado evidente, no hace falta darse cuenta, porque la realidad certifica la veracidad de mis palabras… Los jóvenes son todos iguales, para qué intentar tamizarlos en Tres Diferencias analíticas las cuales se sustentan en incoherencias epistemológicas; inexorablemente conllevan a conjeturas sin sentido.
¿Qué nos falta? ¿Qué nos queda? Nos falta…
Creemos que debemos seguir indagando sobre esta problemática, ya que sólo pudimos hacer un acercamiento al tema pero quedaron muchos flancos en el debate.Intentaremos, fortalecer las instancias de disertación para poder quitar este velo de curiosidad caudaloso debido a la carencia de análisis genuino.Lo dejamos en el tintero pero latente.
Mapa: recorte de una realidad, imposible de abarcar en toda su dimensión.Nos queda… Un exquisito debate, buen coqueteo con dicha problemática. Incitándonos a pensar, reflexionar y repensar a los jóvenes a partir de la relación del Otro con los demás.
Y por último, esperamos que nos continúen acompañando en esta militancia, casi un sacerdocio laico, de tiempo completo por derruir los obstáculos para lograr modelar una sociedad más justa e igualitaria. Porque otra sociedad es posible. Si vos estás dispuesto a delinear los primeros trazos.
Hace que el fuego de tú conciencia crítica ilumine a rabiar, los caminos, los nuevos caminos del mundo
“Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.–El mundo es eso –reveló. Un montón de gente, un mar de fueguitos.Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.”(7)


Deluca Gerardo

(1) Mapa: recorte de una realidad, imposible de abarcar en toda su dimensión.
(2) Finkielkraut, Alain: “La sabiduría del amor”, págs. 29. : “(…), el rostro es viejo. La vejez no es lo que lo desfigura, es lo que lo define.”
(3 )Finkielkraut, Alain: “La sabiduría del amor”, págs. 27 y 28.
(4) Napolitano, Norberto: Secretario de la Dirección de Juventud de la CABA.
(5) Finkielkraut, Alain. “La sabiduría del amor”, pág. 16.
(6) Finkielkraut, Alain. “La sabiduría del amor”, pág. 17.

No hay comentarios: