lunes, 16 de julio de 2012

Despenalizar a ciegas

*Lic. Esteban Gómez


Escribir un sencillo y comprensible artículo sobre Despenalización del uso de tóxicos ilegales, es muy riesgoso, porque necesitaría un libro entero para poder pensar las variables, médicas, psicológicas, sociales y legales que atraviesan el tema.  Tampoco cabe explicar que cada uno de nosotros puede pensar y hacer lo que desee con su propia existencia, siempre y cuando no afecte derechos y libertades ajenas.

Daré muchas cosas por sabidas y simplemente recurriré con un lenguaje sencillo a mi propia experiencia laboral como especialista en adicciones, durante 11 años en el ámbito público de la provincia de Buenos Aires,  y en el ámbito privado desde hace  17 años.

Observamos que en los inicios del siglo XXI la relación del hombre con las sustancias tóxicas ilegales, toma  dos formas básicas:   las autodestructivas y las sociales. 

Trataré de brevemente, según lo solicitado por esta publicación, caracterizar a las dos formas, para luego  pensar la cuestión de la des-penalización del uso de la marihuana.

El consumo autodestructivo:  Diagnosticado habitualmente como Dependencia a la sustancia. El consumidor esta en una relación de fuerzas desventajosa, ya que el tóxico tomó el control de su vida (aunque no lo sepa o lo niegue), hay perdida de libertad, de sentido para la propia existencia y la relación con su cuerpo se convirtió en un campo de batalla, o lo que es peor, su cuerpo mismo,  es el campo de batalla…
De no intervenir terapéuticamente, el sujeto corre riesgo, a mediano o corto plazo, de morir y/o deteriorar gravemente su estructura psíquica, mas allá del daño generado a sus seres queridos.
El consumo social:  Diagnosticado como Uso o Abuso de sustancias. En la mayoría de los casos el sujeto no pierde el control, la sustancia lo acompaña en determinadas situaciones, por lo general,  asociadas con el disfrute y el placer. Hablamos de un consumidor social o un explorador eventual de efectos psicotrópicos.

Cabe aclarar que todo consumo autodestructivo o drogadependencia, comenzó siendo un consumo social, aunque no todo consumo social lleva a una situación autodestructiva.

Los que trabajamos en esta problemática, sabemos que las pertenencias socio-culturales y económicas, marcan grandes diferencias. La mayoría de los pibes pobres, de clases marginales y media baja, llega al final del camino, a la fase autodestructiva, mientras los pibes con más herramientas escolares, sociales y respaldo económico, si tienen algún vínculo con las drogas, lo hacen de manera más cuidada y tienen una red social más contenedora, que evitaría en la mayoría de los casos, la autodestrucción.

Ojo, aclaro otra vez: la pertenencia social nunca será definitoria, hay miles de pibes consumidores sociales de González Catán y miles consumidores autodestructivos de Recoleta…

También sabemos la enorme cantidad de recursos profesionales y económicos que el Estado gasta innecesariamente, persiguiendo e imponiendo tratamientos a consumidores sociales. Consumidores que por otro lado, ejercen su derecho, sin molestar a otros. Para estas realidades la despenalización es absolutamente pertinente y necesaria.

Ahora bien, reconociendo nuestra  “otra realidad social”, por ejemplo con los inmensos bolsones de pobreza y marginalidad, en el Gran Buenos Aires, en Rosario y en Córdoba, con más de 600.000 jóvenes de entre 15 y 25 años que no trabajan ni estudian y no tienen contención social en clubes o instituciones religiosas, pensar en la Despenalización , a mi parecer, exige detenernos y reflexionar mucho más.

Pienso que esta iniciativa está dirigida a la clase media y alta. Es progresista en el mejor de los sentidos , pero enfocada a una realidad cercana al mundo desarrollado, al alemán o al  canadiense por citar algún ejemplo.

El joven que el viernes a la tardecita, después de una semana de mucho estudio en la universidad, decide encender  un porro en su habitación, apoyará esta ley. Tres compañeros de oficina, que el sábado a las seis de la tarde terminan su semana y se fuman un churro en la plaza antes de volver a sus hogares, apoyarán la ley.
La joven abogada,  que junto a su novio arquitecto deciden fumar marihuana después de cenar en su balcón de cara a la avenida Cabildo, apoyarán la ley.
El diputado, que ya peina canas y se fuma un finito con su hijo mayor , en su country de Escobar, también apoyará la ley.
Los adolescentes de tal escuela privada y religiosa, que tienen una plantita escondida en el parque, detrás de su piscina, festejarán la ley.
Y está bien, porque es una locura que se los acuse de infringir una ley federal, por fumarse un porro cada 15 días.  Pero…

Preguntémosle al Padre Pepe, cura villero de la 31, que tuvo que exiliarse en 2011, en democracia, a Santiago del Estero, amenazado por los narcos del paco y la marihuana,  qué opina  …
Preguntémosle a las Madres del Paco, muchas de las cuales ya han enterrado a sus hijos ¿qué opinan ?…
Preguntémosle a los vecinos de José León Suárez, de la Cárcova, de Aldo Bonzi, de San Miguel, de Moreno, de Villa Libertad, de los barrios cercanos al Ceamse,  los de Pontevedra, los vecinos de  Las Catonas, de Barrio Ejército de los Andes (“Fuerte Apache”)… y cientos de otros barrios,  preguntémosle  qué opinan de este proyecto de Ley …
Preguntémosle, por ejemplo, a los excelentes médicos, psiquiatras y psicoanalistas del Hospital Posadas, que atienden diariamente intoxicados de las más variadas sustancias qué opinan… Preguntémosle a los remiseros o comerciantes del Gran Rosario, que opinan.

Despenalizar sin crear nuevas redes de contención socio-sanitaras a nivel nacional, será realmente peligroso desde el punto de vista sanitario y comunitario. Despenalizar en una realidad con miles de embarazos adolescentes, con miles de pibes que abandonan el secundario, con hectolitros de consumo de alcohol diarios,  sin herramientas preventivas y sociales, puede ser suicida, no para los vecinos de Palermo o de Puerto Madero, sino para los vecinos que laburan en negro, para los que cobran un subsidio o viajan cuatro horas por día para llegar a la fábrica, para los millones que viven en barrios pobres y marginales, porque para ellos las cosas podrían empeorar. 

Quizás muchos lectores “progresistas” estén en desacuerdo con este escrito, y los respeto, pero sé que ninguno de ellos pasó siquiera 2 horas en una villa, o en alguno de los barrios que mencioné, que jamás escuchó llorar a un padre de esos pibes que viven fumados, que jamás tomó un colectivo sin vidrios, que no saben qué se siente laburar 9 horas con los  pies mojados un día de lluvia, y mucho menos pasó una semana a mortadela y pan…

Alguien dijo que "la Realidad se la sueña desde arriba y se la sufre desde abajo".
                                                 

*Psicoanalista
M.N. 25.591

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias Esteban! hermoso articulo comparto plenamente! amitofo! Hernan