viernes, 17 de abril de 2009

LA ALDEA DE LA RECETA-CUENTO
Certamen de catecismo

Cada año de catequesis, culminaba con el certamen de preguntas y respuestas. Los o las finalistas lucían, el día de la Primera Comunión, la banda con los colores de las banderas Papal y Argentina. En ese orden, para el primero y segundo.
La competencia se desarrollaba en dos tandas: primero las niñas y luego los niños.
El patio de la parroquia era de tierra, y ocupaba el lateral derecho del templo. Era el lugar de festejos de la feligresía. Los eventos eran variados: Cine de los domingos (entrada gratuita a menores que asistían a la Santa Misa), Fiestas Patronales, Festivales artísticos (actores y actrices, improvisados y entusiastas), Asados, Partidos de pelota y todo lo que ameritaba la convivencia parroquial.
Las clases de Catecismo se dictaban en el templo.
En el escenario sobre una tarima escalonada, nos ubicaban por altura de menor a mayor, comenzando por el escalón mas bajo.
El padre Lino Ceccato era el párroco, y se sentaba delante de la platea siempre muy numerosa. En una mesita que tenía a su lado, ubicaba los premios. En su diestra blandía el catecismo y en la siniestra el micrófono. Se formulaban las preguntas por orden y no contestarla bien era tener que retirarse del ilustre proscenio.
Yo estaba sentada en el escalón mas bajo. Con las piernas cruzadas en continuo balanceo, intentando domesticar a mis nervios.
Una a una fueron desalojando el escenario, sólo quedé con una compañera que no supe su nombre, hasta hace unos días.
El pequeño catecismo había hecho su recorrido circular, repetidas veces. Era evidente que las dos, lo sabíamos de “re, que, te” memoria. Una y otra vez las respuestas eran correctas, así fue como el Padre Lino cerro el pequeño libro e improvisó la primera pregunta:- ¿Quiénes son los pastores de la iglesia de Cristo? Mi compañera (era su turno), quedó muda.
Yo, estaba frita, –¿Quiénes son?– Me preguntaba. Desolada levanté la vista dispuesta a decir: –No lo sé– pero, ahí estaba mi querida catequista, Teresita Caram, con el dedo índice dirigido al blanco, marcó el centro perfecto. No me salía la palabra correcta y disparé por la más popular: –Los curas– Lo que debía haber dicho una niña bien hablada, era, –los sacerdotes–, pero, la memoria se escondió y la respuesta sin ser florida, era correcta.
Estos acontecimientos sucedieron hace sesenta años.
Días atrás, una compañera de yoga a la que no recordaba como parte de esta historia, en tono festivo (pero no tanto) me reprochó ser la culpable, de la pérdida del deseado cetro.
Repuesta de la sorpresa, volví a revivir ese día tan especial.
–Me ayudaron– le contesté. La Señorita me señaló al Padre Lino. –Entonces gané yo–, dijo alegre.
Tal vez sí, o tal vez, no. ¿Quién lo puede saber?
Si conocer la historia la hizo sentir feliz, que así sea.
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Receta
Pizza de Ricotta

(Mi Papá, como solía hacer, nos trajo Pizza de Ricotta. Era un postre esperado. Es una receta sencilla y rica.)

Ingredientes: Masa: 400 grs harina leudante / 1 yema / 3 cdas. Azúcar / 120 grs. manteca blanda / 3 cdas. Leche / ralladura de limón o esencia de vainilla.
Con los ingredientes hacer una masa blanda. Con una parte forrar una tartera.
Relleno: 500 grs. ricotta/ 1 cda. al ras de fécula de maíz / 3 yemas / 4 cdas. Azúcar / claras a nieve / optativo: frutas abrillantadas

Preparación: Mezclar la ricotta con la fécula, el azúcar, las yemas y las claras a nieve con movimientos suaves. Rellenar el molde y cubrir con el resto de la masa. Sellar bien el borde y llevar al horno con temperatura moderada. Al desmoldar, sobre el revés, en caliente, espolvorear con azúcar impalpable.


Marta Rodríguez
5/04/2009

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