viernes, 17 de abril de 2009

LA ALDEA COTIDIANA
Susana Giménez,
¿todo lo sabe?

Ante la agitación reinante estos días en el país, el ciudadano común se ve bombardeado por la información: un 70% de las noticias se refieren a hechos de sangre ; el 30% restante al tema campestre y su conflicto con el gobierno nacional.
Más allá de la saturación que el simple lector o televidente siente frente a tamaña concentración de temas, cabe preguntarse algunas cosas:
1) Según estadísticas de ONG especializadas en el tema de la seguridad, la cantidad de delitos no ha aumentado en el país en los últimos años; sí han variado las características del delincuente: hoy no roba un ladrón. Hoy un asesino mata y además, roba. No es un juego de palabras, si no, pensemos: ¿ qué es lo que más nos asusta: el vernos despojados del auto, de nuestros electrodomésticos o dinero, o lo que viene acompañando el despojo: violaciones, lesiones, homicidios, torturas de todo tipo?
2) Si esto es así como dan las cifras de los expertos: ¿por qué tenemos la sensación de estar en constante peligro? La respuesta la dio claramente una de las mujeres más brillantes de la Argentina: la Dra. Carmen Argibay, ministra de la Corte Suprema de Justicia: la reiteración machacona en los medios de las mismas noticias policiales, una y otra vez, con caracteres catástrofe, hacen que nuestro inconsciente multiplique al infinito la cantidad de delitos.
3) ¿Con qué fin se magnifica un tema real? ¿Es la prensa sádica? No, como casi todo en este mundo se mueve por dos factores decisivos: el poder y el dinero. Se trata de campañas encubiertas para desprestigiar personas, funcionarios, gobiernos; en definitiva, para hacernos creer que la democracia no nos protege y que debemos volver a la vieja Ley del Talión para sentirnos seguros y a salvo. Entonces, el que mata tiene que morir.
4) ¿Qué decir del famoso cuento en el que, para terminar con el canibalismo, lo mejor es comerse al caníbal ? ¿En qué nos convertiríamos entonces? En una sociedad caníbal, tan brutal como aquéllos a los que queremos combatir
5) ¿Qué decir de los errores judiciales que condenan a inocentes, para descubrirlo después de haberlos mantenido encarcelados durante años? Con la pena de muerte, ¿quién resucitaría a los inocentes ejecutados?
6) ¿Cómo se soluciona este problema? Ciertamente, no con la receta de la famosa animadora; eso sería demasiado sencillo y por simple y pueril, inconducente.
Propongo una hipótesis fácil de entender para resolver el caso: si Ud o yo tenemos un trabajo digno, que nos permite vivir decentemente, aunque sin lujos , tener una vivienda confortable, poder atender nuestra salud, alimentarnos sanamente y educar a nuestros hijos que estén en la escuela o universidad y no en la calle consumiendo paco; permitirles soñar con un futuro, proyectarse hacia el mañana, entendiendo que el esfuerzo es la base del progreso,¿Ud. se haría delincuente y arriesgaría todo eso para terminar con una bala en la cabeza en una esquina cualquiera de su ciudad? Entiendo que la mayoría de nosotros diría que no. Claro, siempre hubo y habrá ladrones y asesinos de profesión, pero no en los niveles que hoy nos horrorizan.
7) Recuerdo con disgusto cuando hace unos años, esta Sra. que hoy propone la pena de muerte alegremente y sacar a los chicos de la calle , reinstaurando el servicio militar obligatorio (¿se olvidó del soldado Carrasco , de los horrores sufridos por los colimbas en la guerra de Malvinas, etc?), ante una disputa familiar, le arrojó un cenicero por la cabeza a su entonces marido. Suerte que la Sra. tuvo mala puntería o él buenos reflejos, si no, la tendríamos ya condenada a muerte.
Entonces, pretendió darnos lecciones de legislación civil, queriendo que el Código Civil, sabio texto de Vélez Sarsfield , fuera modificado para que ella no tuviera que compartir los bienes de la sociedad conyugal con su esposo
8) ¿Por qué entonces tuvo tanta repercusión su comentario? Porque los argentinos somos cholulos y creemos que los ídolos populares saben de todo y pueden opinar sin medir la repercusión de sus dichos. El lector estará pensando : “Ud habla así porque no le han matado a un ser querido”. Y justamente por eso, los jueces no pueden ser ni familiares ni amigos ni tener ningún vínculo que los relacione ni con la víctima ni con el victimario.
9) Las leyes están para ser cumplidas: la prisión perpetua no son 25 años, es de por vida; los gobiernos para brindar posibilidades de trabajo y progreso al pueblo y los artistas para actuar. Si cada uno atendiera su juego , como en el viejo Don Pirulero, todo andaría mejor.

Dra. Marta Balado
Estudio Jurídico
Balado & Fortuny - Abogados

4734-5599 / 15-5042-8418

1 comentario:

ricardo paese dijo...

Lo que más me llama la atención de estas cuestiones es la persistencia de estas discusiones. Y no es algo solamente ideológico. Sería muy reduccionista plantearlo así. ¿Por qué persiste y persiste la idea de la pena de muerte?

Es inviable la pena de muerte. Hay motivos morales. ¿Quién es el que puede decidir semejante cuestión? Puede haber errores, abusos, persecusiones.... No favorece la paz social y es una mala señal para una sociedad. Yo que se... Millones de motivos....

Pero hay algo que atraviesa todas las clases sociales y condiciones humanas. Para mí. Y lo digo. Aunque sea impolíticamente incorrecto. No existe nada más parecido a la justicia verdadera qeu la Ley del Talión. Es la simetría pura. Hasta milimétrica. El mismo castigo en relación al mismo daño.

Por eso esta discusión nunca se agota. Para mí. Hay como una senación eterna de que lo que llamamos justicia no alcanza a ser justicia. De ahí cierto desagrado, cierto desencanto, cierta frustración, cierto sabor a injusticia...