lunes, 15 de diciembre de 2008

LA ALDEA PANORÁMICA
Lloriqueos y preocupaciones

El lloriqueo de los escribas del diario La Nación, no tiene reparo. Tanto el señor Morales Solá como el señor Grondona lagrimean como dos Magdalenas desconsoladas.
El tema ahora es el viaje a Rusia de la Presidenta Cristina Fernández, del que deriva, según estos operadores, un supuesto remozamiento de “rancio nacionalismo” argentino, según sentencia el señor Solá, algo que a esta persona, aparentemente, le molesta sobremanera, y que se cruza, según éste, con un nacionalismo ruso de vieja data. Según nosotros, camino que abre las posibilidades de mejorar el comercio con un mundo que no es precisamente el que nos vincula con las noventistas relaciones carnales con los EE.UU. tan amadas por estos operadores.
El mundo hoy no es un mundo desconectado, al contrario, en realidad nunca lo fue, pero mucho menos ahora, comercie con quien se comercie se establece una relación íntima, inclusive con quienes no se comercia.
La inquina del gobierno de la que hablan los escribas, que supuestamente existe entre el mismo y los sectores del campo, que son los exportadores principales de la carne argentina al mundo, es el espejo roto de su propia inquina que no soporta que un gobierno votado por el pueblo, de orientación progresista se abra al mundo aun en plena crisis del sistema capitalista.
Es decir, esa parte del mundo a vincularnos que estos escribas repudian, desconfían, y, si pueden ayudan a fondear. Pero ellos lo leen al revés: es el gobierno actual quien desconfía de los sectores conservadores concentrados de la Argentina.Igualmente, si fuera así, no es para menos, aunque sería ilógico, ya que de ahí provienen hoy por hoy una parte de las divisas.
Es que tres meses de conflicto salvaje y destituyente en este año que se termina, con un desgaste político feroz para la institucionalidad republicana y pérdidas materiales que al fin sufre el pueblo, mostraron hasta dónde son capaces los que no quieren ningún cambio distributivo en favor de las mayorías nacionales, y a qué se atreven cuando apenas se le quiere bajar unos puntos de ganancia a sus rentas.
Para ello el conservadurismo campestre, expresado unilateralmente en los grandes medios masivos de comunicación entrelazados y parte del poder financiero, llevaron agua para su molino con la anuencia, quizá ingenua y creída, operada podríamos decir, de los pequeños y medianos productores dirigidos hacia un callejón sin salida por una conducción de la Federación Agraria que había sido hasta hace poco ejemplo de defensa de sus intereses, sin mezclarlos nunca con los intereses del sí rancio conservadurismo oligárquico.
No es menor el detalle del llamado de atención del gobierno a Edelap, la empresa norteamericana de distribución de energía, por su falta de inversiones para mantener un servicio acorde. Hasta el mismo embajador yanqui Wayne se mostró molesto por este atrevimiento.
Bueno, los vientos parecen correr para otro lado que en los ’90, y esto, resulta intolerable a los defensores de un neoliberalismo, hoy ya, por lo menos, retrógrado y anacrónico, y más en este contexto de crisis internacional, con grandes deudas sociales, muchas, aun por levantar. Y si no que lo diga el señor Domingo Felipe Cavallo, otrora gurú intocable de una “religión” tramposa, que tuvo que suspender una conferencia sobre su sabiduría destructora en Francia porque ahorristas argentinos de muy buena memoria lo increparon allí y a viva voz. “Cuando los pueblos se cansan hacen tornar el escarmiento”, decía el general Perón.
El gobierno, mientras, saca de caja 13 mil millones de pesos para reactivar el consumo en favor de la venta de automóviles y electrodomésticos.
Ojalá que el derrame que eso genere, llegue rápido a los sectores más humildes, porque buena parte de éstos confiaron electoralmente en el gobierno de Cristina. Ellos también merecen un incremento en la ayuda directa y urgente ante un enfriamiento de la economía con ajuste de precios que afecta fuertemente a quienes viven del extendido trabajo precario y en negro, o de changas salteadas.
Contracaras en la interna nacional: que el señor Rico y otros sectores de difícil digerimiento jueguen, aún reciclados, en la representación de la interna del PJ no es simpático a muchos que recuerdan sus trayectorias, o que el oficialismo haya sido derrotado en diputados, aunque por muy poco margen, sobre el tema glaciares.
Igual, la conclusión esperanzada, es hacia dónde sigue la tendencia. Probablemente a un avance más parsimonioso en lo económico en medio una crisis mundial que nos afecta y de la que nadie queda fuera y que requiere del reforzamiento de alianzas políticas para seguir adelante. El tema es con quién y cómo y, sobre todo, mal que nos pese, quiénes están disponibles.
Al fin y al cabo, hacer política no es sumar sólo ideología sino fuerzas concretas en lugares clave. Esto, por lo menos ciertos sectores progresistas y de la izquierda siguen sin poder comprenderlo. Calculamos porque todavía les falta cumplir una primera premisa que es como cable a tierra de lo concreto: hacer la experiencia de gobernar, algo que siempre entrena acerca de todas las dificultades reales que ello configura.
Lo que sí preocupa, es la consecuente falta de sustento más firme y organizado por abajo, de lo popular participativo. Lo pensamos en favor del gobierno, en el sentido de que si un nuevo manijazo neoconservador se prepara, electoralmente para dentro de apenas 10 meses, o de hecho, desde adentro y desde afuera de las internas partidarias, y vuelve a ponerse en jaque lo institucional, como en el conflicto campestre, cabalgando ahora con el retintineo en los medios del tema inseguridad y corruptelas nunca probadas, este sustento organizado y popular se vuelve como imperioso.
Sobre todo para sostener un rumbo que debe profundizarse y por el que buena parte de los argentinos, mayoritariamente, venimos apoyando hace ya 6 años. R.S.

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