miércoles, 17 de agosto de 2011

Pascualina
Por Marta Rodríguez*

Ahí estaba, tan bonita, tan simpática, y él, embobado hasta la idiotez.
Llegó para alterar las costumbres culinarias de tres generaciones. Lo peor de todo, es que a su hijo le venía todo bien.
–Mamá, ¿qué tiene de malo que sean vegetarianos?
–¿Cómo qué tiene de malo?, faltaba más, ¡vegetarianos!, con sólo sentir nombrar carne y se descomponen. Y te digo más... nada, pero nada reemplaza las proteínas de un buen churrasco: ¿me estás escuchando Jorgito?
No iba a ceder tan fácilmente, iba a presentar batalla.
Objetivo uno: siempre en la heladera, carne; preferentemente cuadril, si es riñonada mejor, así cuando llegaran de visita, sólo debería declamar como al pasar: –¿Un sandwichito de carne, Jorgito? Y Jorgito, a quien todo le venía bien, respondería: ¡qué bueno... que si ya lo preparaste, mamita!
La Onda Verde la miraría fijamente lanzando estiletes de hielo, pensando vieja bruja, y ella haciéndose la distraída con un revoleo de ojos como diciendo: –¿Y yo qué hice?
Los consuegros anunciaron la primera visita a partir del casamiento de los chicos –mamá, esmerate–, –por supuesto, Jorgito.
La mesa era una preciosura, todos los detalles cuidados al máximo. Los comensales resaltaron el buen gusto de la dueña de casa y aplaudieron cuando la vieron entrar triunfal portando –en la antigua bandeja plateada– una espectacular pascualina. Dos ensaladeras con variedad de verduras escoltarían a la reina pascualina. Jorgito respiró aliviado, todo estaba bien.
La cena transcurrió placentera hasta que el papá de la Onda Verde, muy educado, muy formal dijo:
–Señora Josefina, su pascualina está exquisita, excelsa.
–¿Sabe por qué, señor Papo Culpido?, para mejorar el sabor... le puse un choricito.

Receta
300 grs. de harina y sal / 2 cucharadas de aceite / 1 huevo / 70 grs. de manteca

Relleno
3 atados de espinacas / 3 atados de acelgas / 3 huevos / 2 cucharadas de pan rallado / 3 cucharadas de queso rallado / 1 cebolla picada rehogada Armar la masa, dividirla en cuatro bollos. Se estira uno, se coloca en la tartera, pincelando con aceite. Se procede igual con el segundo, al que se cubre con el relleno. Se hacen cuatro hoyos en el relleno, colocando un huevo en cada uno, se tapa con los dos bollos restantes sin olvidar el pincelado. Terminar con un repulgue prolijo, pinchar la masa, pintar con huevo y hormear una hora a temperatura moderada.
*Maestra cocinera
y cuentista
22/09/2003

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