martes, 15 de marzo de 2011

Vargas Llosa,
el visitador


Revuelo en ámbitos no sólo intelectuales significó que el autor de “La Ciudad y los perros”, Mario Vargas Llosa, otrora en los ’60 y ’70 parte del llamado “boom latinoamericano”, hoy Premio Nobel de Literatura 2010, haya sido el elegido por los organizadores de la 37ma. Feria del Libro en Buenos Aires el próximo mes, para abrir el evento.
Los que argumentaron contra esta decisión hacia el hoy más operador de intereses globales de un conservadurismo tardío que escritor, señalan sus posturas antilatinoamericanistas, neoliberales y de falta de respeto hacia nuestro país, sobreimplicado por su elogiada pluma literaria.
Pues bien, el tema no es literario, estrictamente, si no político, y aquí, como alguien fundamentó, nunca queda saldado el vínculo en tensión de una y otra actividad.
Algunos compararon fallidamente al autor de marras con Jorge Luis Borges: la similitud literaria es lejana y quizás los acerque cierto conservadurismo ideológico. Sin embargo, Borges fue, amén de un insigne y clave escritor argentino, un anarquista que no respondía desde lo político al requerimiento de la prensa en una única dirección, y ni de lejos operaba para ningún grupo político o empresario, salvo por su propia conciencia.
El peruano Vargas, nacionalizado español, preside la “Fundación Libertad” un cónclave de señores políticos, ex presidentes, ex gobernantes, intelectuales, de derecha con gran añoranza por volver a los “dorados” neoliberales ’90, haciendo punta contra todos los países "populistas" o populares de la región, soñando repetir ese mundo todo presa del mercado que sigue concluyendo en catástrofes económicas y sociales diversas.
La excelsa literatura de Vargas no se puede separar de sus ideas políticas. Una no desdeña la otra en absoluto, pero tiene implicancias a la hora de ponerse en juego (político), amén que la situación puede redituarle, sobre todo a quienes venden sus libros, buenos negocios.
De este modo, la Feria del Libro impusla un escenario de contienda político-ideológico puesta en primer plano por la objeción vía mail del director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, hacia sus organizadores.
La presidenta Cristina Fernández, con reflejos inmediatos, pidió al intelectual González que retire el mail susodicho. Éste lo hizo, y Vargas dirá lo que quiera, guste o no: Argentina tiene un régimen democrático con total libertad de expresión.
En realidad, nadie sabe a ciencia cierta qué dirá el Nobel en la Feria (hoy es 9 de marzo), si insistirá con decir que la Argentina es un “aquelarre” y/o que le da “tristeza” el gobierno argentino, como dijo hace poco, o sólo referirá a su obra literaria.
En todo caso, luego de los dichos del operador-literato podrán y deberán aparecer opiniones diversas, ¿para qué abrir el paraguas antes de que llueva, si es que lloviera? ¿Porque a falta de decente oposición bueno es un Vargas que la exprese? Esto implicaría por un lado una orfandad argumental evidente, y, por otro lado, una postura defensiva extrema de parte de los nac&pop.
Todos hoy aquí en la Argentina somos libres de decir lo que nos plazca. Los que poco o diferente tengan para decir, también. R.S.

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