martes, 15 de marzo de 2011

Historia Nuestra
“Ahora, Alfonsín.
Juntos para que la Argentina gane”


En las elecciones generales del 30 de octubre de 1983, Raúl Alfonsín, candidato de la Unión Cívica Radical, se impuso sobre su contendiente del partido Justicialista Italo Luder, con alrededor del 52 % de los votos emitidos.
En esa jornada quedó interrumpida una tradición de supremacía electoral peronista que llevaba cuatro décadas, los radicales obtuvieron también la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, como había ocurrido en 1916 y 1928 pero quedaron en minoría en el Senado
Mientras el voto justicialista triunfó en las provincias más pobres, particularmente en el noroeste argentino, la UCR obtuvo el masivo apoyo de las clases medias, de la mujer y de la juventud.
Alfonsín pareció encarnar al nuevo argentino modelo, que ya no creía en utopías, se lo percibió como un líder correcto y bien educado, pero a la vez llano y en contacto con la gente común, parecía tener convicciones firmes.
Era el hombre de la democracia, y trató de revestirla de una nueva legitimidad, “Con la democracia, se come, se cura y se educa”, fue uno de sus slógan más famosos. Pareció que las esperanzas del futuro y del presente estaban puestas en un nuevo modelo argentino aparentemente “desideologizado”.
El gobierno de Raúl Alfonsín estuvo marcado por la vacilación. En lo económico, algunos intentos de cambiar las reglas de juego pronto dieron lugar a políticas más ortodoxas. En lo político, los primeros pasos dados en el sentido de restaurar una vida cívica robusta y condenar el genocidio militar terminaron en una penosa marcha atrás.
Los reclamos obreros se asentaron, sin duda, sobre una situación económica legada del régimen militar, que bien podía calificarse de catastrófica. La destrucción del aparato productivo, la desocupación, la caída de los ingresos del sector asalariado, la vertiginosa reducción de las reservas externas, la quiebra de la empresa privada, el gigantesco endeudamiento, eran sólo los rasgos más ostensibles de la grave situación económica argentina hacia finales de 1983.
Entre los factores que se consideraban como causa de la situación económica descripta se hallaba, en primer plano, el de ineficacia y sobredimencionamiento del estado.
El gobierno de Alfonsín insinuó, entonces una reforma del aparato estatal con el que se vinculaba también el proyecto de trasladar la capital a Viedma, en la provincia de Río Negro
De la abultada agenda de problemas que el gobierno debía enfrentar, el más resonante fue sin duda, el de la deuda externa, calculada en una cifra superior a los 40.000 millones de dólares.
Su pago sólo era posible si se generaban grandes superavit de la balanza comercial por un aumento del volumen de las exportaciones y una disminución paralela de las importaciones, y sobre todo, por la evolución de los términos del intercambio.
En el frente interno, el gobierno constitucional tenía ante sí la enorme tarea de comenzar a modificar desde sus raíces los hábitos de una sociedad acostumbrada a sobrevivir individualmente en medio de la inestabilidad, y d e la ruptura de los lazos de solidaridad social.
La modificación de los hábitos sociales y políticos autoritarios implicaba rescatar del pasado los instrumentos y las prácticas del acuerdo y el consenso, involucraba, asimismo, consolidar en el seno de la sociedad nacional la convicción de que la democracia no sólo constituía un imperativo ético como forma de vida, sino también que era el mejor método para solucionar con eficiencia los graves problemas que aquejaban al país.

Prof. Isabel Rodríguez

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