viernes, 18 de febrero de 2011

Historia Nuestra

El final de la dictadura

Bignone. La búsqueda de una salida concertada hacia las elecciones
generales. “Se va a acabar, se va acabar, esa costumbre de matar”


La rendición de las tropas argentinas en el conflicto bélico de Malvinas aceleró la crisis política del régimen militar, que llevó a las Fuerzas Armadas a negociar con los partidos políticos una transición ordenada.

Los partidos políticos agrupados en la Multipartidaria ganaron protagonismo, algunos dirigentes entendían que la prioridad era sostener a Bignone frente a los sectores más duros de las Fuerzas Armadas, que no estaban convencidos del restablecimiento de la democracia, y asegurar la salida electoral.

Frente a una sociedad cada vez más preocupada por las violaciones cometidas a los derechos humanos los miembros de la Multipartidaria, e incluso Italo Lúder y Raúl Alfonsín futuros candidatos del Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical, respectivamente, rechazaron la propuesta de Bignone de limitar la revisión de la represión y declararon que no admitirían ningún tipo de condicionamientos por parte de los militares.

Diversos sectores de la sociedad comenzaron a movilizarse, el 10 de diciembre de 1982, los organismos defensores de los derechos humanos realizaron una marcha de la Resistencia, en la que reclamaron “aparición con vida de los desaparecidos”.

El 16 de diciembre la Multipartidaria convocó a una jornada nacional de movilización contra la dictadura, que denominó la Asamblea de la Civilidad y que concluyó con la Marcha del Pueblo por la Democracia y por la Reconstrucción.

Esta movilización, la más importante desde 1976, aceleró los tiempos políticos, ya que a la Plaza de Mayo confluyeron más de cien mil personas, que demostraron haber perdido el miedo a la represión y que estaban dispuestas a hacer realidad las consignas coreadas “ se van, se van y nunca volverán”.

En el mes de febrero de 1983, Bignone se vio obligado a establecer un cronograma electoral y fijó el 30 de octubre de ese año para los comicios. A partir de aquí, la Multipartidaria desapareció de la escena ya que cada partido comenzó a posicionarse por separado frente al electorado y al gobierno.

En el radicalismo se consolidó la figura de Raúl Alfonsín, con el triunfo en las elecciones internas de la UCR, del Movimiento de Renovación y Cambio. Para fortalecer su figura, Alfonsín, ofreció la vicepresidencia a Víctor Martínez, de la Línea Córdoba del partido radical y a Fernando de la Rúa la candidatura a senador por la Capital.

En el peronismo varias corrientes se disputaban la candidatura, que fue elegida en un congreso interno en el que la representatividad de los participantes no estuvo muy definida.

El Congreso Nacional Justicialista proclamó como candidatos a presidente y vicepresidente a Italo Lúder y Deolindo Bittel y a Herminio Iglesias como candidato a la gobernación de Buenos Aires, desplazando así el liderazgo del viejo peronista Antonio Cafiero.

Los otros partidos que participaron de la campaña fueron la Unión de Centro Democrático, liderada por Alvaro Alsogaray; el Movimiento de Integración y Desarrollo, dirigido por Rogelio Frigerio; el Partido Intransigente, liderado por Oscar Alende y partidos de izquierda.
El resultado de las elecciones favoreció al candidato de la Unión Cívica Radical, Raúl Alfonsín. El peronismo había sido derrotado en elecciones limpias.

En esta derrota pesaron varias causas: el peronismo cargaba con el descrédito de haber sido protagonista del descalabro que siguió a la muerte de Perón en 1974; la imagen del partido quedó también manchada por la denuncia de Alfonsín del “pacto militar-sindical”, que expuso las negociaciones entre la cúpula de la CGT y los dictadores.

A esto se agregó, que en el cierre de campaña del peronismo, el candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Herminio Iglesias, prendió fuego a un ataúd con los colores de la UCR.
Este gesto generó una enorme ola de rechazo en una sociedad cansada de violencia y muerte y definió la elección hacia el radicalismo que se plantaba ante la sociedad con el slogan “somos la vida”. El peronismo perdió inclusive su bastión, la provincia de Buenos Aires.


Prof. Isabel Rodríguez




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