martes, 16 de noviembre de 2010

Historia Nuestra

Crisis económica y política
de la dictadura militar


En un marco de crisis económica y crecientes dificultades sociales, el 24 de marzo de 1981, el general Roberto Viola reemplazó a Jorge Rafael Videla en el cargo de presidente de la República y nombró a Lorenzo Sigaut ministro de Economía.

Este era un economista proveniente del sector industrial argentino (fue economista de la empresa FIAT), y asumió con la intención de poner fin a la subvaluación del dólar que caracterizó la etapa de Martínez de Hoz.

En ese sentido, al momento de asumir su cargo, Sigaut pronunció una frase que, obviamente tenía como objetivo desalentar maniobras especulativas, pero que pasó a la historia argentina como ejemplo de la poco confiabilidad de las declaraciones de los gobernantes: "el que apuesta al dólar, pierde".

Días más tarde realizaría una devaluación (del peso con respecto al dólar) del 30 por ciento, en un intento desesperado de atraer inversión internacional. La inflación de 1981 alcanzaría el 131% interanual.

Sigaut dejó sin efecto la cuestionada "tablita" que había impuesto Martínez de Hoz en 1979, y desdobló el mercado cambiario, mediante la creación de un "dólar financiero" libre y un "dólar comercial" regulado, con diferentes valores.

Fue también quien comenzó el proceso de estatización de la deuda externa. Durante su gestión, la misma se incrementó un 31% y se inició la mayor recesión de la economía argentina desde la crisis de 1930. En ese año el PBI cayó y el siguiente un 9%.

En este período se dispuso también la liquidación del Banco de Intercambio Regional (BIR), uno de los aparentemente más poderosos del país, con más de cien sucursales, afectando a más de 350.000 ahorristas por unos mil millones de dólares. Las intervenciones también se extenderían a los bancos Los Andes, Internacional y Oddone.

Los fracasos en materia económica y las perspectivas aperturistas impulsados por el gobierno de Viola llevarían a la constitución de una junta multipartidaria por parte de los principales partidos políticos, buscando la realización de elecciones. La muerte de Ricardo Balbín, quien durante años había sido presidente de la Unión Cívica Radical, constituyó una ocasión de manifestación pública en favor de la democracia.

La perspectiva llevó a la junta militar a reorganizarse en noviembre de 1981. Pasaron a integrarla el entonces teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, el almirante Jorge Isaac Anaya y el brigadier general Basilio Lami Dozo, todos ellos partidarios de un control más duro de la situación civil.
Aunque Viola no había interrumpido en ningún momento el accionar represivo ni los operativos contra la subversión, la crisis económica y social influyó en un golpe interno comandado por el entonces general Leopoldo Fortunato Galtieri, y a fines de diciembre de 1981 Viola fue obligado a renunciary con él, el ministro de Economía Sigaut, siendo reemplazado por Roberto Alemann. Antes de asumir Galtieri, lo reemplazó por unos días el almirante Carlos Lacoste.

La crisis económica marcada por las nuevas devaluaciones, recesión, quiebras, aumento de la inflación y una deuda externa inmanejable, siguió siendo motivo de descontento y preocupación, y disolvió el apoyo que el gobierno de facto había cosechado en vastos sectores de la población.

A pesar del temor que todavía reinaba como saldo del terrorismo de Estado el descontento se manifestó de manera creciente. Sectores gremiales y partidos políticos comenzaron a organizar acciones de protesta que culminaron el 30 de marzo de 1982 en una convocatoria de la CGT (Confederación General del Trabajo) a movilizarse en todo el país contra el régimen militar.
Esta osadía fue reprimida duramente por la policía con un saldo de detenidos, heridos y un muerto en Mendoza.

Esperando recuperar algo de apoyo perdido, tres días después, en abril de 1982, el Proceso se embarcó en una absurda Guerra con Gran Bretaña por la soberanía de las Islas Malvinas. Aunque al comienzo consiguió encender una ola de nacionalismo, el lamentable desempeño de la Fuerzas Armadas en los campos de batalla y su pronta derrota le puso fecha de vencimiento a la dictadura.

Prof. Isabel Rodríguez

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