Se vino el invierno
Dejamos atrás el otoño, y el invierno llega exactamente el martes 21 de junio a las 17:17 produciéndose así la noche más larga del año, y el día más corto.
Los solsticios marcan el cambio de estaciones, siendo los dos puntos en los que la Tierra se encuentra más "chueca" respecto de los rayos solares. En ellos el Sol está en el punto más lejano al que puede llegar respecto de la tierra. Debido a que en esta fase el Sol pareciera que "se detiene" en su movimiento, y que apenas mueve su declinación de un día a otro, los astrónomos griegos bautizaron este fenómeno como "sol quieto", o "sol inmóvil", que se tradujo al latín como "silstitium" y al castellano como "solsticio".
En los solsticios, los rayos solares llegan a los límites máximos que pueden alcanzar. Caen en forma vertical al norte y sur del Ecuador, sobre los trópicos. El 21 de junio, cuando los rayos caen directamente sobre el trópico de Cáncer (norte), se produce el Solsticio de invierno en el Hemisferio Sur. Es el día más corto y la noche más larga del año.
A partir de este solsticio, en nuestro hemisferio la noche irá disminuyendo diariamente en un minuto, lo que irá haciendo "crecer" el día en la misma proporción, hasta que el 21 de septiembre se produzca el equinoccio, con el sol sobre el trópico de Capricornio, que da paso a la primavera. Para los pueblos indígenas originarios, tales como aimaras, quechuas, rapanui y mapuches, la llegada del solsticio de invierno coincide con la tradición de agradecer por el año anterior y pedir al padre Sol que retorne con mayor fuerza luego de su retiro invernal.
Se trata del Año Nuevo que se denomina "machac mara" para los aimaras, "inti raymi" para los quechuas, "aringa ora" para los rapanui, y "we tripantú" para los mapuches.
La visión indígena se basa en que desde el 21 de junio el progresivo desplazamiento del Sol hacia el sur da inicio a un nuevo ciclo de vida, y de la relación armónica del hombre con la naturaleza, además de que comienza un nuevo ciclo astronómico y agrario.
El solsticio de invierno se celebra de muchas formas, como el Inti Raymi en la Puna. En todo lo que fuera territorio del antiguo Imperio Inca, a tradición se ha mantenido a lo largo de los siglos.
La celebración de la Pachamama en una noche corta y extremadamente dura en las alturas de los Andes americanos, concentra el fervor de los habitantes de los pequeños pueblos. Para los pueblos de la Puna, a más de 2500 metros de altura sobre el nivel del mar, la fecha es por demás especial, porque marca el inicio de un nuevo año solar y comienzan las celebraciones y ofrendas para esperar al Tata Inti (Padre Sol) en la ceremonia conocida como el Inti Raymi (Fiesta del Sol).
Llegado el momento, el encargado de llevar el ritual se prepara para abrir la tierra en el sitio específico en el que se concentrarán las ofrendas y el sacrificio de una llama y su corazón al Tata Inti.
Las ofrendas a la tierra consisten en chicha, bebidas alcohólicas, cigarrillos y lo que la tierra provee Se ofrece también el sacrificio de una llama La sangre del animal es alimento de la tierra y una mujer toma el corazón de la llama, literalmente, lo eleva al cielo y lo ofrece a la Pachamama.
La celebración del Inti Raymi se realiza en todo el corazón andino de América, en algunos lugares con gran despliegue y pompa, a la vieja usanza cuando el Inca gobernante era quien dirigía el ritual del solsticio de invierno.
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