Historia Nuestra
“Lucha y vuelve”
El fin de la dictadura militar - La primera vuelta de Perón
Lanusse reemplazó a Levingston en la presidencia de la Nación y fue el encargado de buscar una salida democrática para aliviar la tensión social y política por la que atravesaba el país.
Esta presidencia abrió entonces la tercera etapa de la “Revolución Argentina”. En julio de 1971 Lanusse dio a conocer su propuesta política que denominó el Gran Acuerdo Nacional (GAN), por el cual propuso un acuerdo entre las principales fuerzas políticas a fin de restablecer las reglas del juego electoral.
Al inaugurar oficialmente el GAN, que desde el Ministerio del Interior tejió Arturo Mor Roig, en encuentros con dirigentes de los partidos políticos mayoritarios, Lanusse finalmente anunció el 17 de septiembre de 1971 la convocatoria a elecciones nacionales para marzo de 1973.
Sectores de la Marina y del Ejército se resistieron a la idea y en octubre pasearon sus tanques amenazantes por Azul y Olavarría.
Las organizaciones peronistas de izquierda y las organizaciones armadas no peronistas rechazaron el acuerdo y profundizaron las acciones de violencia contra objetivos militares y políticos.
A pesar de la apertura, Lanusse no estuvo dispuesto a admitir la posibilidad del retorno de Perón para su postulación presidencial.
Perón desde Madrid endureció su posición, relevó a su delegado personal Daniel Paladino y nombró en su lugar a Héctor J. Cámpora, un peronista que mantenía excelentes relaciones con el sindicalismo combativo y con la JP (Juventud Peronista).
Miles de jóvenes exigieron el regreso del líder en las calles o con las armas bajo las consignas “Luche y Vuelve” o “Perón vuelve”, y el régimen militar se enfrentó a la peor crisis.
En respuesta, Lanusse endureció en diciembre de 1971 su posición: el peronismo dejaría de estar proscripto a condición de que Perón se quedase en Madrid.
1972 se presentó como un año signado por la violencia y caracterizado por la pulseada entre Lanusse y Perón.
Lanusse hasta promediar el año intentó el repliegue militar proponiéndose como candidato presidencial de una alianza cívico-militar e intensificó la represión política. Luego estableció como condición para llevar a cabo el proceso electoral que no podían ser candidatos quienes no residieran en el país antes del 24 de agosto de 1972.
Perón ordenó aumentar la presión al gobierno con las formaciones guerrilleras, nombró a Rodolfo Galimberti delegado de la JP, organización que crecerá al calor de la consigna “Cámpora al gobierno, Perón al Poder” y promovió al metalúrgico ortodoxo José Ignacio Rucci al frente de la CGT.
Cámpora constituyó junto a demócrata-cristianos, intransigentes, desarrollistas y conservadores populares el Frente Cívico de Liberación Nacional (FreCiLiNa), que exigió un calendario electoral sin proscripciones ni condicionamientos. Este frente será el antecedente del FreJuLi o Frente Justicialista de Liberación, formado en noviembre de ese año.
El radical Ricardo Balbín, por su parte, asistió al surgimiento de una nueva corriente dentro de su partido, el Movimiento de Renovación y Cambio liderado por Raúl Alfonsín.
Como resultado de esta coyuntura la escalada guerrillera se intensificó por la articulación de tres tendencias que se entrecruzaban: la intolerancia militar, el beneplácito de Perón a las organizaciones armadas peronistas y la rebelión popular prolongada como consecuencia del Cordobazo.
En julio de 1972 Lanusse se enfrentó frontalmente con Perón al decir “…Perón no viene porque no quiere, pero en mi fuero interior diré porque no le da el cuero…”
La respuesta del peronismo fue el Operativo Retorno, Perón hizo pública su decisión de demostrar a Agustín Lanusse que sí “le daba el cuero para volver” al país.
El 16 de noviembre de 1972, tras una breve estadía de Perón en Italia, partió de Roma el vuelo charter que después de 17 años de exilio lo traería de regreso al país, acompañado por una nutrida comitiva de dirigentes de todos los sectores, con Héctor J. Cámpora a la cabeza.
Al otro día, y en medio de una multitudinaria movilización popular, Perón volvió a la Argentina a pesar de que los mandos castrenses organizaron un enorme “cerrojo” alrededor del aeropuerto de Ezeiza y difundieron variadas amenazas.
Prof. Isabel Rodríguez
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