lunes, 14 de diciembre de 2009

Pasó volando

“Pasó volando” dicen muchos, sobre todo, los de más 40. Otra vez, el año se fue.
Entre la cotidianeidad, las obligaciones, los problemas, alguna alegría, por qué no, las rutinas, los avances, las postergaciones, las posibilidades, el amor, algún odio, algún
encuentro, desencuentro y tal vez algún reencuentro, el año al fin se nos pasó como si un rayo con silenciador hubiera hecho apenas un zumbido.

¿Entonces? ¿Entonces qué? ¿A sufrir por lo no vivido o aprovechar lo hecho y lo que vendrá? La respuesta de la pregunta retórica es, sin dudas, claro, lo segundo.

Ya bastante con los diversos látigos que nos asedian por sobrevivir: que alcance la plata, que podamos pagar la cuota, el impuesto, el monotributo, por ahí tener algún aumento de sueldo, que siga algún subsidio de tarifas, y que nos deje algo para respirar y hasta podamos descansar más tranquilos los que pueden irse de vacaciones.

Que el negocio funcione, que el cliente nos pague, que el Estado no nos ahogue, que la corrupción desaparezca, que la justicia funcione, que los gobernantes cumplan, que la oposición no sea implacable, que tengamos salud, bastante amor y una vida
relativamente tranquila.

¿Algo más? Y sí, siempre uno quiere algo más. Lo que ya tenemos, lo tenemos. El tema es si no olvidamos de valorarlo, porque no sea cosa de que al querer más y más, no nos demos cuenta de lo que YA tenemos, disfrutamos, gozamos, hacemos, vivimos.

No, no es la resignación, al contrario es saber dosificar lo valioso, ir por más, sin despegar los pies del suelo aunque es bueno
soñar también.

Por eso, si el año se fue volando, volemos otra vez por y con el nuevo, más y mejor, y, al mismo tiempo, saquemos alguna conclusión de cómo pudimos volar con éste que se está yendo.

“Gracias a la vida” decía la canción de Violeta Parra y que nuestra “negra” Mercedes, que se nos fue este año para que se eternice su voz para siempre, cantaba como los dioses. Bueno,
Algo de eso.

Gracias por un año más,
y por todos los hermosos días que vendrán.

Roberto Sánchez
Psicólogo Social

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