lunes, 23 de mayo de 2011

¿Poder en jaque
o jaque a ese poder?


La advertencia que la presidenta hace unos días le hizo nada indirectamente a la poderosa corporación sindical, que, por un lado, necesita de su candidatura y, por otro, presiona con medidas de alto voltaje reivindicativo, no es un dato menor de la coyuntura.
Para quienes tienen un pensamiento ultrasindical, lo que hacen algunas conducciones sindicales que integran CGT es lo correcto, inclusive hasta cierta izquierda anti-CGT tildó de manipuladora a la misma presidenta por el uso de la palabra “extorsión” aplicado a algunos de los máximos cacique sindicales.
Para los que adhieren sin medias tintas al modelo kirchnerista, aunque sostienen la figura y la organización sindical como dato clave del movimiento y los legítimos derechos de los trabajadores, en una disyuntiva de “apriete” al Ejecutivo, no dudan: la que manda es Cristina. Y razonan: sin el gobierno de Néstor y el actual, todo lo conseguido en estos años por los trabajadores (por ejemplo, 5 millones de nuevos puestos de trabajo desde 2003 a la fecha), y no sólo éstos, no existiría, y los sindicalistas no tendrían ni qué intentar repartir.
Para colmo, la presidenta les dijo a los “muchachos” (esta palabra utilizó) que no se muere por volver a ser presidenta, que ya dio todo lo que tenía que dar, lo cual puede dignificar, amén de que Cristina no es de acero inoxidable y es un ser humano con limitaciones humanas, que si la presionan y ella no fuera candidata todo se vendría abajo, y que no joroben porque eso es algo que no es bueno para casi nadie, salvo para la derecha más extrema, ciertas corporaciones que no les viene bien este modelo de acumulación capitalista en el sentido redistributivo, y cierta “izquierda” que como resulta tradicional, vive de castillos en el aire. A su vez resulta una fuerte puesta de límite por esas presiones denunciadas públicamente, para imponer con más fuerza aún su propia candidatura.Para este feriado 25, quienes la apoyan manifestarán en las plazas respectivas de sus ciudades a brindarle su expresión entusiasta contra los “hipócritas” (así también se expresó la mandataria) que la vivan por adelante pero al otro día hacen lo contrario. Casi nada, giro poco esperado para los que creen que el “modelo” no iba a seguir profundizándose.
Según “Tiempo Argentino”: “Lo de ayer fue una interpelación pública al sindicalismo que se declara cristinista, pero actúa con una autonomía que atiza la desconfianza con el ala política del dispositivo kirchnerista. Las declaraciones de Omar Viviani, ninguneando a Scioli, y la solicitada del gremio aeronáutico UPSA, enrolado en la CGT que lidera Hugo Moyano, fueron los detonantes. (...) Lo que la presidenta quiso dejar en evidencia ayer es que no le pueden pedir la reelección en público ante 300 mil personas para cuestionar luego, las decisiones que ella toma como conductora política del proceso que la CGT respalda. Cristina les dijo: ‘La jefa soy yo, y si no, me voy a mi casa.’ ”
En su propio campo, Cristina es esa “leona” y esa “yegua” que no la va con chiquitas. Pocas veces en la historia argentina una mujer puso tanta inteligencia por sostener el poder de un gobierno. Eva Perón con esos apelativos y peores aún, sin llegar nunca al cargo máximo de la conducción del país, hubo de conocer lo que es ser amada y odiada en iguales dosis. R.S.

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