Por Marta Rodríguez*
Con una pinza tomaba una pequeña brasa, encendida en luces tornasoladas, y la depositaba con mucho cuidado sobre un lecho de azúcar, que tapizaba la base del mate de calabaza. La fusión no era silenciosa, un chillido anunciaba la humareda, que era callada con un repasador convenientemente acondicionado en varios dobleces, tapando la boca del recipiente. Un rítmico vaivén conjugaba blancos y dorados hasta lograr un caramelo desbordante de aromas transgresores.
El momento ansiado había llegado; su madre, depositaba la golosina en un pequeño plato de losa blanca con borde azulado y flores rosadas, sobreviviente del juego de platos que había recibido el día de su boda.
Sólo debía esperar que los fuegos se calmaran, para, despacito, robarle al carbón el dulzor que lo envolvía.
El ritual, que precedía al mate de la tarde, se perdió un día con el avance tecnológico. El mate de leche con ese saborcito a azúcar quemado era uno de los tesoros que guardaba en su memoria y, si, algún día la lluvia llegaba de visita, había rosquitas y, si había rosquitas, la fiesta era completa.
Receta de las rosquitas
materas ¡requeterricas!
materas ¡requeterricas!
Manteca blanda 50 grs. / Azúcar 130 grs. / Huevo batido 1 / Harina 360 grs. (3 tazas) / Royal 4 cucharaditas / Sal ½ cucharadita / Nuez moscada ½ / Leche 2/3 de taza / Aceite o grasa para freír / Azúcar para espolvorear
Preparación
Batir la manteca, el azúcar, el huevo, tamizar los elementos secos y mezclando con el batido intercalando con la leche. Amasar hasta que se logre un bollo suave Estirar de 1 cm. de espesor y cortar las roscas con cortapasta. Freír y luego espolvorear con azúcar.
*Maestra cocinera
y cuentista
25/03/2003
y cuentista
25/03/2003
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