lunes, 3 de enero de 2011

El año que
comienza


En este año electoral el gobierno de Cristina Fernández, ahora ya sin su compañero político y hombre de toda la vida, Néstor Kirchner, tendrá que enfrentar acechanzas diversas. Muy probablemente para la “natural” candidata del oficialismo y del justicialismo, aún con la disidencia “federal”, el año ya muestra una perspectiva: la de reclamos sectoriales “fogoneados” algunos con el indisimulado interés de cierta oposición de preparar el terreno para la salida del actual gobierno, hasta ahora, con pocas posibilidades de hacerle mella. Aún con todo lo que falta para que una economía de bienestar como otrora vuelva en todo su esplendor y sin olvidar el convulsionado contexto internacional.

Por supuesto que así como puede haber una larga lista de faltantes hay una larga lista de aciertos que no puede negar salvo el más necio de los necios, que los hay, claramente, en una punta y otra del arco ideológico.


El contexto social de la irrupción de los excluidos, no tan desorganizados, ha provocado cierta reacción adversa de una clase media muy manipulada por los medios monopólicos, sus propios prejuicios, ante un escenario de disputa que los hace sentir perjudicados. Cientos de miles de habitantes de este suelo que no tienen ni han tenido las mismas posibilidades que otros reclaman un lugar digno dónde vivir, y ante la desesperación, los buenos modos, que poco tienen que ver con los profesionales de la violencia, no siempre son los posibles.


Sin embargo, desde el Estado nacional sobre todo, la comprensión, el acuerdo y la cordura han primado en diciembre pasado, y con la ley en la mano, a pesar de los agoreros e interesados en que haya y desarticulación represiva para resolver el conflicto, sangre en vez de humanidad desde la derecha como desde cierta “izquierda” funcional.


A la sazón, un ex director de operaciones de Gendarmería, fuerza de protección de fronteras,hoy en Estado de Derecho, diferenciaba la represión específica que merece el delito organizado y el narcotráfico de la negociación insoslayable cuando sectores muy humildes reclaman con justeza su derecho a una vida más digna. Nada de balas, política.


La reciente designación de la doctora Nilda Garré va en este sentido como línea y desafío: poder encuadrar los conatos violentos de modo específico, aunque lleve más tiempo en lo social, porque nadie, salvo los desestabilizadores, quieren volver a un 2001 con aquel triste recuerdo de los luchadores Kosteki y Santillán al calor de la represión, sí con bala aquella vez, durante el interinato de Eduardo Duhalde.


En lo económico, más allá de algunos conflictos lógicos que origina el desarrollo de una base sustentable, los precios de los productos de primera necesidad pararon en su suba según el diario nada oficialista La Nación. Algo que resulta alentador no sólo para los que pueden ya disfrutar de un descanso merecido en las zonas veraniegas, si no para los millones que vamos a caminar por estos doce meses que vienen de este primer año de la segunda década del siglo XXI. Buen año para todos.


Rubén Silva
Editor-Director
Guía Aldea

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