A desalojar,
a desalojar
Desarrapados, abandonados, mentidos, usados, confiados, entregados, sin destino, al rayo del sol, bajo la lluvia, con algunos bártulos, algún cochecito desvencijado de bebé con uno dos o tres, uno al ladito del otro. Engañados por la ilusión de tener ese techo, un lugarcito bajo este sol, bajo esta tierra, este país, este continente, este planeta. Nada, engaños, mentiras, esperas, quizás a veces unas vituallas, un colchón, unas chapas, algo.
Entonces aparecen los que vienen a sacarse la foto, después, y a entregar tarjetitas para que esperen de nuevo, tras la represión o las puertas cerradas. Y les prometen. Mientras, el maltrato, el desprecio, el ninguneo, la agresión, el asesinato.
El gobierno ése, sí, el de la “CABA” (con grado y todo), el que alcaldea el muchacho fino, con bigote tragado, la policía, los dueños de esa pieza miserable en la villa de 400 pesos cada mes, y algunos ¿periodistas? que piden que los ordenen, que los tranquilicen, y al par, los muertos vivos vuelven por el “orden” faltante. Otra vez, el “orden”, ¿cuál?
“Tienen que volverse a su provincia, a su país, esto es ‘inmigración descontrolada’ y ‘nos sacan el trabajo, ¿viste?’ (el que no hacemos nosotros), ‘y además, acá, no hay lugar’ ”. Millones de hectáreas sin nadie, ¿y no hay lugar? Faaa.
“Y no, no es inmigración de calidad” ¿De calidad? ¿Y quién hace el control de ésta, con cuál medida? ¿Esa idea de las razas superiores, las razas, el conde Gobineau, Hitler, Videla?
Menos mal que hubo alguna vez un Jesús, aunque hace años que la prédica consumista lo desalojó en estos fines de año para imponer al rollizo de barba y disfraz rojo, el de la gaseosa global. ¿Y la cristiandad, dónde quedó?
“Son ‘depredadores’”. Sí, ciertamente estigmatizados, son seres prehistóricos, homínidos en clanes en busca de comida, vivienda, vestido, educación, justicia. No son como “nosotros”, son pobres y algunos , extranjeros, y “no trabajan, sólo chupan, vaguean y roban, y encima este gobierno los banca con la plata de nuestros impuestos. Un desastre che, bolivianos, negros de mierda. Algunos encima ni te miran a la cara, desagradecidos, que se vuelvan a su país, qué joder”.
Sí, es insoportable la mirada esquiva y desconfiada del ahora esclavo con cama caliente, o de la muchacha por horas con cama adentro. Sin embargo la democracia, esta democracia, algo les enseña, lo más clave: pelear por su dignidad y sus derechos, y esto molesta. Eso de que la ley y la justicia es para todos, y eso de que también haya solidaridad en el desamparo. Mientras ellos se reparten lo poquísimo que tienen, los de enfrente, “nosotros”, les reparten palos, piñas y balas.
“No tienen cura, mirá TN: ‘las armas eran tumberas’” Sí, todas las armas te tumban, lástima que uno de los que disparaba era un puntero vinculado con el alcalde que caldea. Tres muertos, por balas no tan perdidas, y un cuarto no confirmado si existió o no.
“Parque Indoamericano”, qué paradoja, ni a un sólo indoamericano con un lugarcito en ese predio u otros. Desde el gobierno macrista les prometieron escrituras, y luego, desalojo a tiro limpio. Carpas, baños químicos y comida, nada. Justo ahí, y ahora, con la Navidad del nazareno encima. Ese muchacho crucificado, y también negro. R.S.
No hay comentarios:
Publicar un comentario