martes, 17 de febrero de 2009

LA ALDEA TECNOLÓGICA
25 años de la PC

El sábado último, mientras me alejaba de Buenos Aires para cambiar un poco de aire, la informática celebraba uno de sus aniversarios fundacionales. La revolucionaria Mac cumplía su primer cuarto de siglo. El lanzamiento de aquél equipo cambió la historia de la computación personal, no menos que la aparición de la IBM / PC casi cuatro años antes, y la cambió de tal modo que, si hoy hay más de 1200 millones de PC en el mundo y unas 2500 millones de personas con acceso a Internet, es por la aparición de la Mac.
Fue la primera computadora accesible y por lo tanto comercialmente exitosa que ofrecía al usuario algo que hoy se da por sentado pero que entonces era de lo más exótico: ventanas solapables, iconos, un dispositivo apuntador, es decir el mouse, y menús con los que era posible controlarlo todo, en lugar de usar comandos tipeados en una lacónica pantalla negra.
No fue la primera, ni Apple había desarrollado la idea de la interfaz gráfica (las ventanas, menús, iconos) y el mouse. La Xerox Alto, desarrollada en 1973 en el Xerox PARC, ya tenía estas características, pero no fue fabricada para la venta; más bien, la empleaban dentro del PARC. En una época en la que las computadoras sólo mostraban pantallas basadas en texto en las que las personas volaban a ciegas, tanto Apple como Microsoft más tarde se inspiraron en la Alto. Vieron, donde Xerox no percibió más que un prototipo experimental, un nuevo paradigma.
Apple propuso en 1978 la Lisa, pero su precio de casi 10.000 dólares la llevó al fracaso; a dinero de hoy, costaba más de 21.000 dólares. La Mac, obra de Jef Raskin, modesta pero capaz y con la misma fachada visual y comprensible que Lisa (aunque ambos proyectos no estaban relacionados), llegaría al público con un precio que, a valores de hoy, estaría en los 5000 dólares. Raskin debió dejar Apple un tiempo después, por sus conflictos con Steve Jobs, cofundador de la compañía, pero su ideal de una informática amigable quedarían plasmados para siempre en la Mac.
Probé una de estas máquinas en el local de MacStation en 2007. Todavía estaba funcionando. Y, a pesar de la enorme cantidad de tiempo que en el mundo de la tecnología suponen 25 años (23, entonces), nada había cambiado desde entonces. Es cierto que la pantalla de la primera Mac era en blanco y negro, es cierto que era pequeña, pero las bases de lo que vendría estaban todas allí. Una interfaz WIMP (por Windows, Icons, Menus, Pointing device) que equivalía a encender la luz en lo que hasta entonces había sido el cuarto oscuro de la computación- Pese a los bonitos y coloridos efectos de las interfaces de hoy, todavía no se ha producido en este orden ni un sólo avance igual de revolucionario; salvo quizás el del iPhone.
En pocas palabras, aquél grupo de diseñadores e ingenieros de Apple puso al alcance de una gran cantidad de gente algo que hasta entonces era experimental hasta en la ciencia ficción; basta recordar las torpes pantallas de HAL 9000, la supercomputadora de “2001: Una odisea en el espacio” (1968). Con el tiempo, la baja en los costos la acercaría a cada vez más gente, y hoy esas interfaces, aunque todavía con limitaciones, están hasta en los teléfonos celulares.
El 24 de enero de 1984, con una campaña de mercadeo brillante, con la proyección del genial aviso de TV dirigido por Ridley Scott durante la decimoctava edición del Super Bowl dos días antes del lanzamiento, la Mac cuajó en un gesto único y totalizador todo lo que vendría después. Lo que todavía usamos.
Lamentablemente, el aniversario llega junto con una muy triste noticia que ha circulado estos días, aunque el rumor era público desde hacía ya meses: Steve Jobs, uno de los espíritus más creativos de la tecnología moderna, sufre de nuevo serios problemas de salud. Me he pasado varios días leyendo sobre la repercusión que esto ha tenido sobre las acciones bursátiles de Apple, y las críticas a Jobs por no haber revelado esta noticia enseguida, fallando, se dice, a sus responsabilidades con los accionistas de la compañía. Quizás sea así. Pero la queja me parece de una miopía incalificable.
Steve Jobs es antes que nada un ser humano, y si está enfermo, lo primero que merece es nuestra compasión y nuestra solidaridad. Y además, si de algo debemos preocuparnos, es de perder a una de las mentes más lúcidas y visionarias de la historia de la informática.
Desde el día 1 de Apple, él fue el que insistió en hacer de la tecnología algo fácil de usar; fácil para todos, quiero decir. Con el iPhone, en 2007, volvió a dar la misma lección, esta vez a la ya madura y poderosa industria de los móviles. Así que, por mi parte, celebro este cuarto de siglo de unos de los dos pilares que nos han permitido esta maravilla de contar con poder de cómputo en nuestras casas (¡hasta en nuestros bolsillos!) a un costo accesible, la Mac. Y rezo por que Steve Jobs supere su dolencia y nos siga brindando durante muchos años una guía que, hasta ahora, ha mostrado ser infalible.

Ariel Torres
(De “La Nación”, 30-01-09)

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