viernes, 17 de agosto de 2012

La entrevista
al Libertador

(Cuento Homenaje)

*Por Roberto  Di Vita


Recuerdos de Don José de San Martín, Libertador de  Argentina, Chile y Perú


El general no está en su mejor tiempo. La  calentura que lo consumió en los parajes del Tucumán,  en Mendoza y en los ariscos Andes del Sur Americano no lo abandona. El tiempo de reposo y cura en la  estancia de un amigo cordobés quedó muy atrás.

A veces escupe rojo y los pulmones y el alma se le van en cada tosida.

En medios de sus vigilias ve la imagen, de un adolescente casi quince años, y ya Capitán peleando  como dinamitero contra las huestes de Napoleón, en suelo español, se ve como otro muchacho, soportando  el sol abrazador africano y realizando grandes  marchas.

Sueña que está en los Buenos Aires y su  organización secreta, la Logia Lautaro,  lo hace entrar en los salones porteños, junto con Alvear y Las Heras.

Tiene que bailar en los salones de los Escalada y se prenda de una jovencita, que lo embelesa y le declara su amor y muy pronto se casa con ella.
 
Ve dos batallones, dos escuadras de flamantes granaderos creados por él, que con miedos,  disciplina y arrojo, despedazan a toda una escuadra  de saqueadores realistas en las costas de San  Lorenzo, a orillas del Río Paraná.

 Río Paraná por donde otro patriota suyo, enarbolara por vez primera, una bandera de celeste y  de blanco, que los distinguiera para siempre de los  maturrangos ansiosos de poder.
Está en la Lima de los otrora virreinales  de las fastuosidades  y el centro del poder colonial, pero el general logró desembarcar en El Callao a fuerza de coraje patrio, luego de ganar las batallas de San Lorenzo, de Chacabuco, de Maipú y de ese lugar.
 
Se repone de la fiebre y piensa que… Los señoritos de abajo, del centro y de arriba, no entendían de penurias, sólo piensan en sus cofres, en el bendito  comercio, en las cabezas de ganado, en el cuero o el  tasajo que no podían mandar libremente a los consumidores  de esclavos del Caribe.

 ¡Los señoritos, los ganaderos y comerciantes! ¡Cómo los conoce el General En un tiempo le abrieron todas sus puertas, pero cuando se  alejó y la presión de la incertidumbre reinó sobre estos  lugares, le fueron retaceando su apoyo de a poco. Sólo unos fanáticos y convencidos como Pueyrredón, le mandaban lo que necesitaba a costa de  imposiciones de grandes broncas y descontentos.

 Allá está en Guayaquil, reminiscencia de  la Colonia. El clima no es su aliado, como no lo son las noticias que llegaron de los Buenos Aires.

El fervor del moreno jacobino Monteagudo, lo usan como blanco en su contra. El  General no está en su mejor tiempo y él lo sabe.

Sin quererlo y con mucha tristeza, tendrá que dejar el juego para que lo prosiga otro, coronado de gloria que viene del norte y que dentro de algunos años también se perderá en un “laberinto” de incomprensión.

La nota que le dejó su secretario esa madrugada lo dice todo. Le llegó del Sur, pasó por decenas de postas y corrió azarosos caminos.

Hoy 23 de mayo de 1832, la tiene un agente inglés. La misma nota que decidió los resultados de la entrevista de Guayaquil. Entre ajados papeles y el polvo del  tiempo, los últimos libertarios de este territorio le hemos recuperado.

Hoy 12 de noviembre de 1832, estamos conspirando para ofrecerle el Directorio del Río de la  Plata, a este correntino americano antes que parta  hacia la diáspora definitiva.


*Periodista - Poeta
Esos locos bajitos

Joan Manuel Serrat

A menudo los hijos se nos parecen,
y así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.

Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien,
(Dicen) que hay que domesticar.

Niño,
deja ya de joder con la pelota.
Niño,
que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca.

Cargan con nuestros dioses
Y nuestro idioma,
con nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.

Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada
y en cada canción.

Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós.
Mujeres de
45-60



Una revista británica realizò una encuesta entre hombres de diversas de edades. Sus preferencias sobre probables parejas fue aplastante: la mayoría eligió mujeres entre 45 a 60 años.
Casi todos coinciden en que son más inteligentes y más sexys. Segùn el escritor colombiano, Santiago Gamboa: “Las mujeres de mi generación son las mejores. Hoy tienen cuarenta y pico, incluso cincuenta y pico, y son bellas, muy bellas, pero también serenas, comprensivas, sensatas y, sobre todo, endiabladamente seductoras, esto a pesar de esa afectuosa celulitis pero que las hace tan humanas, tan reales”.
Casi todas, hoy, están casadas o divorciadas, o divorciadas y vueltas a casar, con la idea de no equivocarse en el segundo intento, que a veces es un modo de acercarse al tercero, o al cuarto. Otras, aunque pocas, mantienen una pertinaz soltería y la protegen como ciudad sitiada que, de cualquier modo, cada tanto abre sus puertas a algún señor.
Nacidas bajo la era de Acuario, con el influjo de la música de Los Beatles, de Bob Dylan, herederas de la "revolución sexual" de la década de los ’60 y de las corrientes feministas que ellas supieron combinar libertad con coquetería, emancipación con pasión, reivindicación con seducción.
Jamás vieron en el hombre a un enemigo a pesar que le cantaron unas cuàntas verdades, comprendieron que emanciparse era algo más que poner al hombre a limpiar el baño y decidieron pactar para vivir en pareja. Son maravillosas y tienen estilo, aún cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan.
Si una mujer de más de 45 no quiere mirar fútbol, ella no da vueltas alrededor tuyo, se pone a hacer algo que ella quiere hacer y que, generalmente, es algo mucho más interesante. También, se conoce lo suficiente como para estar segura de sí misma, de lo que quiere, y con quién lo quiere.
Ellas saben lo que es no ser apreciadas lo suficiente. Tienen suficiente seguridad en sí mismas como para presentarte a sus amigas.
Con ellas no se necesita confesar tus pecados, ellas siempre lo saben. Son honestas y directas. Dicen directamente lo que sienten más allá de las consecuencias que eso signifique.
Guiso de
agosto

Por Marta Rodríguez*


Sí que es difícil agosto: comienza con la ruda, el frío no da tregua y la gripe nos acosa.
Toda esta cantinela era parlamento de mi abuela. Se encargaba de preparar la ruda macho con la grapa y, apenas despuntaba el primer día del aciago mes, la tenía al lado de mi cama. En la mano derecha blandía la cuchara con el brebaje y con la izquierda pinzaba mi cuello. Como por arte de magia mi boca se abría grande y complaciente.
Logrado el objetivo, partía hacia la cocina para ayudar a mi madre a preparar el desayuno.
Yo,  no entendía cómo tomando los recaudos necesarios, cuanto virus pasaba por mi casa se alojaba en mi cuerpo.
Sólo sabe Dios qué te hubiese pasado –decía mi abuela.
Debo reconocer, que todo no era dolor y sacrificio.
La abuela era alegre; siempre  tenía una sonrisa guardada en el bolsillo pegadita al terrón de azúcar.
Mi mamá, heredó mucho de mi abuela. Los caramelos reemplazaron al azúcar. La sonrisa, siguió guardada en el bolsillo y el dentista, desterró los caramelos.
Otro clásico atesorado fue el guiso carrero, jugoso y  picantito. Temprano comenzaba la cocción de los fritos, luego el líquido y las verduras. Con los condimentos, el aroma cubría la casa.
Cuando  iban a echar los fideos se comenzaban a oír los gritos: “ la salsa, se comieron la salsa “.
El pan, era el acompañante de lujo.
Un poquito de vino en el vaso mío y en el de mis hermanos y hermanas, era fiesta de los domingos.  Lo que recuerdo de esos guisos, tan pero tan ricos, es lo que voy a tratar de rescatar La receta lleva zapallo, pero la resistencia familiar, lo anuló.

Receta
Guiso de agosto 

1Kg. de Carnaza cortada en cuadraditos / 2 Cebollas picadas / 2 Zanahorias cortadas en trozos chicos / 1 Morrón (verde o rojo) en tiritas / 1 lata de Tomates (Mi mamá le ponía conserva de tomates.) / 2 hojas de Laurel / 2 dientes de Ajo. Si les gusta picado y si no, entero / Fideos dedalitos guiseros / 4 Papas cortadas en cuadraditos / Agua, cantidad necesaria / Aceite 3-4 cdas / Condimentos: orégano, Pimienta y un poquito de pimentón.
El guiso de antaño, llevaba mucha cocción. En nuestro tiempo se privilegia que el vegetal conserve su textura.

*Maestra cocinera y cuentista
07/08/2008
La Conjura de los libreros

*Roberto Di Vita

CAPÍTULO 31
 
 (Resistencia de los  libreros ante las multinacionales del libro.)


Resumen: El viejo José librero de alma,  después del ataque a su librería sigue sin noticias de Pablo y Silvina, todo se torna oscuro y peligroso...

Antes que desaparecieran Pablo y Silvina en un atentado contra la librería del viejo José;  sucedieron muchas cosas... El viejo librero y sus amigos estaban férreamente en contra de los monopolios que ya se estaban adueñando de todo el negociado editorial, dejando consecuencias nefastas para la vida y la cultura.
Por eso fue que el viejo librero de alma, tuvo referencias casi directas de esto...
Llegaron con sus vehículos. Llegaron con sus camiones de infantería y sus soldados. Llegaron con sus tanques y sus tanquetas. Derribaron puertas, vidas y sueños. Golpeaban a los que estaban a sus pasos. Irrumpieron en las rotativas del diario cooperativo y les pegaron a sus trabajadores.
Gritaban desaforadamente y daban órdenes a todo el mundo. Los tiras menores y mayores robaron el poco dinero de los cajones de los escritorios, las máquinas de escribir, las máquinas de sumar y el papel higiénico de los baños.
Los tiras mayores, asesorados por un abogado profesional y de prestigio, requisaron casi todos los libros, se los llevaron en camiones siniestros y en las afueras de las ciudades, todas esas noches provocaron resplandores.
Cenizas de Neruda, Prevert, Maiacosvski, Walsh, Angelelli, Bustos, Conti, Gelman, Oesterheld, Peña, Santoro, Urondo, Eluard y otros se esparcieron por los cielos. Cenizas de Gorki, Varela, Yunque y Tuñón, volaron hacia la luna.
Cenizas de los cuentos infantiles de Alfredo Murillo y  Graciela Cabal, llegaron a las estrellas. Se salvó un libro revolucionario soviético llamado “Así se templó el acero”, porque el abogado asesor consideró que era un texto de siderurgia. Pero, los ejemplares de la novela “El jorobadito”, de Roberto Arlt, y otros de “Matemáticas modernas”, fueron a la hoguera por tener tapas de color rojo.
De la editorial universitaria con prestigio universal sólo quedaron destrozos y roturas. El silencio impuesto permitía laceraciones en las carnes y en los corazones...(Continuará).
Derechos Reservados.

*Escritor
La “negra” Lilí,
presente


Identificaron los restos de
Josefina E. Thompson Vega,
vecina de Sáenz Peña,
desaparecida en 1977


La familia Thompson Vega y la Comisión de Familiares y Compañeros de Detenidos-Desaparecidos de Tres de Febrero informó a fines del pasado julio, que, en el marco de la Iniciativa Latinoamericana por la Identificación de Personas Desaparecidas, llevada adelante por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), se han podido identificar los restos de Josefina Elvira Thompson Vega, detenida desaparecida durante la última dictadura cívico militar ocurrida en nuestro país.

La “Negra Lilí”


Josefina Elvira Thompson Vega (“Negra Lilí”) nació el 10 de mayo de 1946, en Buenos Aires. Fue la mayor de cuatro hermanos junto a Susana, Silvia y Hugo. Se crió con sus padres en la casa que estaba ubicada en Pío Díaz y Esmeralda (hoy Moriondo), de Sáenz Peña, que en 1960 pasó a integrar el nuevo partido de Tres de Febrero. Allí transcurrió toda su vida. Finalizó los estudios secundarios y estudió Sociología en la Universidad de Buenos Aires.
Allá por el año 1968, a los 22 años, Elvira ingresó, junto con sus hermanas en la Juventud Peronista de la zona. Militó, primero, en el Peronismo de Base y, luego, en el Frente Revolucionario 17 de Octubre.
A comienzos de la década de 1970, Josefina ingresó a la Municipalidad de Tres de Febrero, siendo su destino de trabajo la entonces Dirección de Promoción de la Comunidad (actual Relaciones Institucionales), y allí la encontró el retorno a la democracia en 1973.
El 11 de marzo de dicho año Josefina fue candidata a Concejal en las listas del Frente Justicialista de Liberación Nacional (FREJULI), que en aquella oportunidad consiguiera 17 de los 24 cargos electos para el Concejo Deliberante. Compartió la lista y la militancia con Juan Carlos Sandoval, quien fuera electo concejal y que también se encuentra detenido-desaparecido desde el 1º de julio de 1977.
El 6 de abril de 1976, luego del golpe de estado, Josefina fue cesanteada, junto a numerosos trabajadores municipales del distrito. Dicho sea de paso, el Sindicato de los Trabajadores Municipales de Tres de Febrero todavía le debe un homenaje a los detenidos, a los torturados, a los muertos y a los desaparecidos municipales.
Josefina había ingresado a la Municipalidad por el mérito de su militancia. Y fue cesanteada por el mismo motivo. El 4 de junio de 1977, la secuestraron, también, debido a su militancia política y a su compromiso social. Si Elvira hubiera sido indiferente aún estaría viva.

Su desaparición

El sábado 4 de junio de 1977, Josefina fue a una peluquería ubicada a la vuelta de su casa. Llegó allí con su bebita de 45 días en brazos. Con aquella niña que habían tenido con su esposo, el amor de su vida, Hugo Fontenla, también militante (quien fue detenido-desaparecido ese mismo día, junto a Carlos Orrieta en la ciudad de Buenos Aires). En medio de la liturgia de las peluquerías de barrio, irrumpió en el humilde local un grupo de hombres armados vestidos de civil preguntando por ella, la arrancaron de debajo del secador de pelo en que estaba e inmediatamente la encapu-charon. La dueña de la peluquería quiso defenderla y fue apartada de un culatazo. A su pequeña hija, Lilian Camila Eva Fontenla, la tomó en brazos una vecina.
Josefina Elvira Thompson Vega, Hugo Fontenla y Carlos Orrieta fueron vistos en el Campo Clandestino de Detención “El Vesubio”, que funcionaba en las inmediaciones de la Autopista Ricchieri y el Camino de Cintura, del partido de La Matanza. Este lugar funcionó como centro de torturas en un predio del Servicio Penintenciario Federal, que dependía del Regimiento III de La Tablada y estaba bajo la jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército.

La restitución

A partir de la labor del Equipo Argentino de Antropología Forense, ha podido determinarse que los restos de Lilí se encontraban en el Cementerio Municipal de Lomas de Zamora, sepultados como NN, desde su hallazgo, en la intersección de las calles Los Paraísos y Los Plátanos (Temperley), el 17 de julio de 1977.
En base a la comparación de los perfiles genéticos de los restos hallados con los de las hermanas de Josefina, Susana y Silvia Thompson, es que ha podido determinarse la identidad de los mismos. Los estudios realizados por el EAAF también han determinado que Lilí “habría recibido el impacto de un proyectil de arma de fuego en la región pélvica ocasionando daños vitales”. Dichos disparos habrían sido ejecutados a corta distancia y en una situación de total indefensión, lo cual confirmaría que Lilí fue, literalmente, fusilada.
Después de 35 años, familiares y amigos pueden despedir los restos de Lilí y así permitirse ese duelo tan negado y necesario para seguir adelante. La familia Thompson no cesa en su reclamo de justicia, para que el asesinato de Lilí no quede impune, y nunca más hechos tan aberrantes vuelvan a cometerse en nuestro país.
Todo aquel que tenga información para aportar acerca de Josefina o de la “Negra Lilí”, como la conocían sus compañeros, comunicarse vía e-mail a: memoriaentresdefebrero@gmail.com

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